Conceptos Filosóficos Clave: Rousseau, Hume y Descartes

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El Problema Político y Social en Rousseau

La Crítica a la Sociedad y la Propuesta del Contrato Social

Jean-Jacques Rousseau aborda el problema de la política destacando cómo la sociedad corrompe la libertad humana. A diferencia de Thomas Hobbes y John Locke, que justifican el poder del soberano o el gobierno limitado para proteger derechos individuales, Rousseau sostiene que el ser humano, en su estado natural, es bueno y libre. La creación de la propiedad privada es lo que da origen a la desigualdad y la corrupción en la sociedad.

Para Rousseau, el contrato social debe basarse en la voluntad general, que representa el bien común, no en los intereses individuales. La verdadera libertad, según él, radica en someterse a esta voluntad general, ya que, al obedecer las leyes que todos han creado colectivamente, los individuos se realizan como libres. El objetivo es establecer una sociedad igualitaria donde el poder político resida en el pueblo, garantizando justicia e igualdad para todos.

El Problema de la Ética en Hume

El Emotivismo Moral y la Falacia Naturalista

David Hume, al rechazar el racionalismo en la ética, sostiene que la razón no puede ser el fundamento de las normas morales. Para él, la razón solo puede describir los hechos y las relaciones de ideas, pero no puede prescribir cómo *deben* ser las cosas. Las distinciones morales como el Bien y el Mal no son ni cuestiones de hecho ni relaciones de ideas, sino que pertenecen al ámbito del "deber ser", algo que la razón no puede establecer por sí sola.

La confusión entre el "ser" y el "deber ser" constituye lo que Hume llama la falacia naturalista. Esta falacia ocurre cuando se intenta derivar un juicio moral de una descripción natural. En lugar de la razón, Hume propone que la moralidad se basa en los sentimientos y emociones. Juzgamos si algo es bueno o malo a partir de la respuesta emocional que nos provoca. Sin embargo, Hume no cae en un relativismo moral, ya que considera que los seres humanos comparten una naturaleza común y que existe una regularidad en los sentimientos morales. La simpatía, que Hume entiende como una forma de empatía, juega un papel crucial en la cooperación y en la creación de un bien común.

El Problema del Conocimiento en Descartes

El Método Cartesiano y la Búsqueda de la Certeza

René Descartes, filósofo y matemático del siglo XVII, es conocido por su enfoque radical en la búsqueda de un conocimiento seguro y universal. Rechazando las filosofías previas basadas en la autoridad religiosa, Descartes propuso un método que se fundamenta en la duda sistemática, cuestionando todo lo que no sea indudable. Su célebre frase “Cogito ergo sum” (pienso, luego existo) resume su descubrimiento de que la única certeza inquebrantable es la existencia del ser pensante.

A partir de esta certeza, Descartes deduce la existencia de Dios, cuya perfección asegura la veracidad de nuestras percepciones. Su método cartesiano se basa en cuatro principios: evidencia, análisis, síntesis y enumeración, que buscan llegar a verdades claras y evidentes como las matemáticas. Este enfoque no solo cimenta la base de la filosofía moderna, sino que también proporciona las bases para el desarrollo de las ciencias.

El Problema de Dios en Descartes

La Función de Dios como Garante del Conocimiento

En el sistema filosófico de Descartes, Dios cumple una función esencial como garante de la certeza del conocimiento. Tras alcanzar la primera certeza indudable del cogito ergo sum, Descartes se enfrenta al desafío de validar la existencia del mundo exterior. La duda metódica lo lleva a cuestionar todo, incluidos los contenidos de la mente, que clasifica en tres tipos: ideas adventicias, ideas facticias e ideas innatas.

  • Ideas adventicias: Producidas por los sentidos, no aseguran la correspondencia con una realidad externa.
  • Ideas facticias: Generadas por la imaginación, son construcciones mentales sin correspondencia real.
  • Ideas innatas: Ideas claras y distintas que no dependen de la experiencia sensorial, como la noción de Dios.

Descartes argumenta que la idea de un ser infinito (Dios) no puede proceder de un ser finito (el ser humano), por lo tanto, Dios debe existir. Una vez demostrada la existencia de Dios, Descartes puede eliminar la posibilidad de un engaño sistemático, pues, siendo Dios perfecto, no permitiría que nos engañáramos permanentemente. La certeza de la existencia de Dios actúa como la clave para superar la duda radical y afirmar la veracidad del conocimiento.

El Problema del Ser Humano y la Realidad en Descartes

El Dualismo Cartesiano y el Mecanicismo

El dualismo cartesiano plantea una visión de la realidad dividida en dos sustancias fundamentales:

  1. Res cogitans (sustancia pensante): La mente o alma, inmaterial.
  2. Res extensa (sustancia material): El cuerpo y el mundo físico, definidos por la extensión.

Descartes introduce además a Dios como una res infinita, independiente y perfecta. En su concepción del universo, Descartes adopta el mecanicismo, explicando todos los fenómenos materiales, incluido el cuerpo humano, como procesos regidos por leyes mecánicas. El reto central de su filosofía es la relación entre cuerpo y alma. Descartes sugiere que la glándula pineal es el punto de interacción entre ambas, aunque su explicación ha generado controversia. Esta división radical entre el cuerpo y la mente da lugar a una serie de cuestionamientos sobre la naturaleza del ser humano.

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