Comentario de texto girasoles ciegos cuarta derrota

Enviado por Chuletator online y clasificado en Lengua y literatura

Escrito el en español con un tamaño de 53,83 KB

Este texto fue encontrado en 1940 en una braña


Pregunta 1.

Organización de las ideas

Tres partes bien diferenciadas. 1ºde ellas se corresponde con la información presentada por el narrador del relato en primera persona y, en concreto, en torno a cierto manuscrito encontrado. El tipo de letra está en cursiva. Las otras dos partes, correspondientes al citado manuscrito, se corresponden con una segunda voz que –también en primera persona– transcribe sus impresiones y experiencias en torno a un trágico suceso. La información que recibe el lector de este texto está perfectamente organizada de forma lineal. En primer lugar, el narrador menciona la existencia de un manuscrito. Se entiende que el narrador ha tenido acceso al mismo gracias a la consulta de un documento administrativo policial, de ahí el estilo y el tipo de datos que se aportan. En las otras dos partes –las del manuscrito citado– el tono subjetivo es predominante, ya que se trata del relato que el protagonista de un dramático suceso realiza de los mismos. La relación entre las ideas comprendidas en la primera parte de esta segunda parte y la segunda de la misma puede, a su vez, ser comentada: en la primera se observa un primer comentario de tipo objetivo («Elena ha muerto durante el parto»), para dejar paso a otras informaciones en las que se mezcla la duda: «Y yo no sé qué hacer. No me atrevo a tocarlo... ¿Cómo se corrige el error de estar vivo?». Se trata de una retahíla de pensamientos en torno a qué hacer con el niño, una vez su madre ha muerto. La segunda parte (pág.2) de la segunda parte implica una decisión, la del autor del manuscrito en torno al problema planteado en la página 1 del mismo. Se vuelve a la información objetiva aunque profundamente teñida de la tristeza que la misma acarrea al protagonista. Se trata de un texto escrito a modo de diario o cuaderno de notas, con lo que hay que concluir en que se ofrece información de tipo lineal conforme a los acontecimientos o pensamientos que se suceden. La relación entre la primera parte y la transcripción del manuscrito es prototípica del ámbito literario (tópico del «manuscrito encontrado»). Pregunta 2. Tema y resumen del texto El tema del texto es la derrota y, en concreto, la derrota de un padre que no puede defender la vi da de su hijo una vez ha muerto su mujer a causa de los avatares de la guerra.
El narrador transcribe el contenido de un diario encontrado doce años antes junto los restos de un hombre y un niño cuya identidad es desconocida. En este manuscrito un huido de guerra informa de que su mujer ha muerto a causa de un parto y no sabe qué hacer con su hijo recién nacido. Al hilo de su decisión (abandonar al hijo junto a su madre muerta) reflexiona sobra la injusticia de una muerte tan temprana.

Comentario crítico


Los girasoles ciegos, la única y exitosa obra de Alberto Méndez, nos propone una lectura personal de los desastres de la guerra a partir de cuatro relatos aparentemente independientes que se engarzan y se complementan. La acción se sitúa en distintos momentos entre 1936 y 1942, tras la finalización de la Guerra Civil española. Son sus protagonistas un capitán franquista que renuncia a ganar la guerra, un joven poeta que huye con su compañera a la montaña, un preso que busca la forma de retrasar su fusilamiento y un diácono que se debate entre su vocación sacerdotal y la lascivia. En todos ellos podemos señalar la derrota como su tema y motivo principal, aunque también es posible interpretarlos como un llamamiento al reconocimiento de la dignidad de los vencidos.

El texto que comentamos se corresponde con el inicio del segundo relato, en el que se narra la historia de dos adolescentes que conocemos por un manuscrito hallado por casualidad en 1952 por el editor en el archivo de la Guardia Civil. Señalados con distintos tipos de letra aparece el contenido del cuaderno, un diario y la narración de las circunstancias en que fue hallado. Mediante el manuscrito (recurso literario ya utilizado en obras tan célebres como El Quijote) conocemos el diario de un miliciano que murió en su intento de huida, encontrado junto a su esquele-to y el cadáver de un bebé. Por él conocemos cómo el miliciano, apenas veinteañero, admite que le acompañe en su huida su novia embarazada de ocho meses. El niño nace en el camino y la madre muere en el parto. El padre sobrevive unas semanas más, refugiado en el campo junto a unas vacas que le sirven para alimentar al niño. Nuestro comentario crítico parte del verso escrito en la pared que se cita en el texto: «Infame turba de nocturnas aves». Se trata de un verso de Góngora que inspira al joven poeta muerto para definir la catadura de sus perseguidores. Es conocido el hecho de que una guerra altera profundamente el espíritu de la humanidad.

Sin ir más allá del pasado siglo, podemos encontrar ejemplos ilustrativos: la masacre de judíos a manos del ejército nazi, las matanzas genocidas de Bosnia o, por situarnos en el escenario de la novela, los enfrentamientos fratricidas de la Guerra Civil Española. En este último caso, ni unos (republicanos) ni otros (franquistas) actuaron a menudo conforme a mínimas reglas éticas. Las familias quedaron divididas; amigos que lo fueron meses antes llegaron a odiarse a muerte, provocando todo ello matanzas injustificables, actuando –en fin– como una «infame turba de nocturnas aves». A menudo oímos decir que un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Si algo hemos podido aprender de nuestro pasado, y de los ejemplos recientes protagonizados por pueblos tan cercanos como los de la antigua Yugoslavia, es que hay que evitar a toda costa caer en errores históricos tan graves que permiten la muerte de miles de inocentes. El texto nos sitúa ante uno de estos dramas personales, uno de los miles que se vivieron en la España de aquellos años y pone de manifiesto que es necesario conocer la historia, recuperar la memoria y entender que en una guerra entre hermanos, al final, todos son perdedores; por eso quizás los personajes vencedores a los que se les da voz en la obra aparecen desorientados, perdidos, como los girasoles ciegos


Ahora lamento no haber dicho a mis padres que el hermano1. Organización de ideas


1. Primera parte del contenido: desde “Ahora lamento...” hasta “...No estaban prevenidos”: Idea principal: el lamento actual de Lorenzo por no haber prevenido a sus padres de la vigilancia que el hermano Salvador ejercía sobre él cuando era niño. Esta idea tiene una consecuencia, que se expresa en la siguiente idea: 1.1 Sus padres no estaban alertados cuando el religioso se presentó por sorpresa en su casa. 2. Segunda parte del contenido: desde “Llegó dando patadas...” (en la mitad del primer párrafo)
Hasta “...Con mi madre”(final del segundo párrafo): Idea principal: la narración de Lorenzo de la irrupción del hermano Salvador en su casa. Esta narración se concreta en los siguientes hechos: 2.1 La entrada de Salvador fue violenta. 2.2 En la casa apenas había muebles. 2.3 Tras mirar bruscamente el libro qué fingía leer el niño, le pidió que los dejara solos. 3. Tercera parte del contenido: desde “Durante muchos años...” (al principio del tercer párrafo) hasta “...Daño a mi madre.” Idea principal: El remordimiento de Lorenzo durante años por haberle deseado la muerte al religioso. El deseo de muerte se concreta de la siguiente manera: 3.1 Que los leprosos se comieran a Salvador por hacerle daño a su madre. 4. Cuarta parte del contenido: desde “porque cuando acudí...” (en la mitad del tercer párrafo) hasta el final: “Mi padre había salido del armario”. Idea principal: la narración de Lorenzo de la salida de su padre de su escondite para defender a su madre. Relación entre las partes y estructura. El texto está estructurado de la siguiente forma: en la primera parte, el narrador protagonista expresa un lamento actual sobre un recuerdo de su infancia. En la segunda, narra ese recuerdo infantil hasta el punto álgido de los hechos. En la tercera, expresa un sentimiento que mantuvo durante años a causa de un deseo que tuvo en ese momento de la narración. En la cuarta termina de narrar los hechos.  2.

Tema

Impresiones y narración de Lorenzo de la agresión sexual del hermano Salvador a su madre y la salida del armario de su padre. 3.

Resumen

Lorenzo, ya adulto, siente no haber prevenido a sus padres de la vigilancia del hermano Salvador sobre él cuando era niño, porque el religioso irrumpíó violentamente y por sorpresa en su casa. Le pidió hablar con su madre a solas e intentó abusar de ella. Cuando acudíó al escuchar los gritos (deseándole la muerte por atacarla) vio cómo su padre salía de su escondite para defenderla.


4. Comentario crítico


Este fragmento (estamos ante el desenlace inminente de la novela) se centra en la agresión del hermano Salvador a Elena y la salida a la luz de Ricardo, su marido, que había estado escondido para evitar la represión franquista. Son temas pertenecientes al cuarto capítulo de Los girasoles ciegos (2004), novela ambientada en la Guerra Civil española y los primeros tiempos de la posguerra, en la que los protagonistas son los derrotados y algunas de sus historias. En este fragmento el autor, A. Méndez, tiene la intención literaria de mostrarnos la perspectiva de los hechos de uno de los protagonistas: el hijo de la agredida, que está narrando lo que recuerda siendo ya mayor, por lo que incluye sus sentimientos negativos. Este narrador protagonista se alterna en este cuarto capítulo con otro narrador protagonista, el hermano Salvador, y con un narrador en 3ª persona. Ante la posibilidad de olvidar una época tan atroz como la de la represión franquista hacia los vencidos y sus familiares, existe la posibilidad de contar lo que pasó y de expresar los difíciles sentimientos relacionados con todo ello. Por medio del personaje que es Lorenzo en Los girasoles ciegos, podemos ponernos en la piel de personas reales que vivieron aquellos años (de los cuales hoy ya quedan poquísimas) y que pasaron por hechos parecidos. Los familiares de represaliados hablan simplemente de no olvidar. No se trata de pedir venganza ni de acusar a nadie, únicamente se intenta no negar lo que ocurríó y poder enterrar a los muertos no identificados con su nombre y apellidos. Si hoy día, existiendo un estado de derecho, aún existen algunos casos de abusos por parte de religiosos (como ocurre en la novela hacia una mujer) y por parte de otras personas significativas también, ¿cómo sería la situación hacia los más indefensos entonces? Mucho peor. Por eso hay que contarlo, para saber que hemos mejorado un poco y para tener claro lo que no puede volver a ocurrir.

 Si además sabemos que en la actualidad en muchos países hay un estado continuo de guerra con represiones violentas (perseguidos, ajusticiados, torturados...), me parece importante que se recuerde que en España pasamos por algo así, con personas que vivieron durante años escondidos en sótanos o en montañas hasta que era capturados y ajusticiados (o se quitaban la vida, como en el caso de Ricardo en la novela). Por otra parte, me cuesta meterme en la piel de estos personajes. ¿Sería yo capaz, como Elena, de mantener a mi marido escondido, tratando de que el niño lo comprendiera y no dijese nada en la escuela, y aguantando a un religioso que me acosa? ¿Sería capaz, como Ricardo, de vivir escondido para que no me mataran? A Ana Frank le pasó esto último por ser judía y huir de los nazis. Vivir aquello sería un horror. Sin embargo, lo que sí haría seguramente sería de salir de mi escondrijo para defender a mi esposa de un abuso, aunque luego tuviera que suicidarme o entregarme. En el caso de Ricardo, creo que se trata de un acto de dignidad. Hay límites que se deben poner a los poderosos en situaciones tan extremas, aunque uno se ponga en peligro.


Todos hablaban a menudo de sus padres


1. Organización de ideas


  El texto se divide en tres párrafos, y se divide en dos partes con la siguiente organización de ideas: - La primera parte abarca los dos primeros párrafos, y su idea principal es la descripción de cada uno de los padres de los amigos de Lorenzo, y de las grandes hazañas que hacían. - La segunda parte está situada en el último párrafo y su idea principal es la confesión de Lorenzo, de que por aquel incidente de su padre ahora se siente liberado ya que puede hablar de él y presumir de su padre como los demás. 2.

Tema

Frustración de Lorenzo ante la situación de su padre y su alivio al descubrirse la verdad. 3.

Resumen

Todos los amigos de Lorenzo solían hablar de sus padres, mientras que el protagonista no puede hacerlo hasta el día que su padre murió y es entonces cuando realmente se líberó confesando que durante todo ese período de tiempo tuvo una figura paterna que le cuidaba y le quería. 4.

Comentario crítico

El presente texto literario es fragmento del libro “Los Girasoles Ciegos”, publicado en el año 2004 y escrito por el autor Alberto Méndez, filósofo y escritor español, siendo este su único libro conocido. El libro consta de cuatro historias de la Guerra Civil siendo independientes la una de la otra, pero que tienen relación entre sí. El fragmento pertenece a la cuarta y última derrota, como prefería nombrarlas el autor, llamada al igual que el libro “Los Girasoles Ciegos”. En esta derrota, podemos apreciar tres narradores distintos, siendo el narrador de este fragmento, Lorenzo, el hijo pequeño de la familia. La cuarta derrota narra la historia de una familia que tras la Guerra Civil Española viven una mentira. El padre se ve obligado a vivir en la clandestinidad por ser republicano, y se esconde tras un armario. Al final del fragmento se nos anuncia el final de la historia, donde se revela que su padre, es decir, Rodrigo, va a morir, y lo hará de una manera muy peculiar. Este se tira por la ventana delante de su mujer y su hijo al ver que le ha descubierto el diácono, que es el profesor del niño, el cual tiene un interés totalmente obsesivo con la madre de Lorenzo.


En este relato contemplamos lo importante que es para los niños hablar de sus adorados padres, en el relato cada padre es apreciado por una acción distinta, ya sea cazar pájaros o manejar una moto espectacularmente. Pero Lorenzo no podía hacerlo, ya que debido a la situación de su familia, su padre vivía escondido y él debía decir que estaba muerto y no lo llegó a conocer. Es entonces cuando en el fragmento se relata el único alivio que siente el niño protagonista cuando su padre muere, y es entonces cuando puede hablar de él, contar como era, como le quería y como le cuidaba en el interior de su casa. Entonces, la muerte se convierte en la libertad de la familia. A pesar de que esto no ocurríó hace mucho tiempo, a los que no vivimos en la época del caudillo Francisco Franco nos parece totalmente imposible que la gente tuviese que exiliarse de su propio país por pensar de manera distinta a la del dictador, pero es mucho más fuerte que mueras por tus ideas o tengas que vivir escondido en tu propia casa con miedo a que pueda venir alguien y al descubrirte, seas condenado a muerte. Esta situación es la que se refleja en la cuarta derrota y es así como se encontraba el padre del protagonista del fragmento. Tu forma de pensar es personal, y nadie debe ser juzgado ni criticado por creer en algo o pensar distinto. La libertad de expresión y el libre pensamiento es un derecho fundamental. A mi parecer, es una autentica crueldad dejar a un hijo con su padre, a una madre sin su hijo y/o viuda, y lo era aún más en aquella época, donde la mujer no tenía ningún papel importante en la sociedad. En la Guerra Civil, lucharon hermanos contra hermanos, ciudadanos de un mismo país que en ocasiones se veían obligados a matar a algún amigo solo por haber perdido su partido político la guerra. Es un cargo de conciencia con la que muchos hombres han tenido que vivir durante toda su vida, pudiendo causar numerosos traumas. Además muchos de ellos no sabían ni a cuantas personas habrían podido matar, ni quiénes eran, no sabían la cantidad de familias que habían roto. No creo que haya antiguos soldados que se sientan orgullosos de lo que hacían, pero se vieron obligados y era su obligación, ya que si de alguna manera se negaban, lo pagarían con su vida.


so tiene que ser terrible, es un cargo que siempre los perseguirá, y siempre se van a sentir culpables de muchas muertes. Como consecuencia, las familias quedaron rotas, y esas vidas nadie podrá nunca repararlas como se repararon los daños en las ciudades y como repararon la profunda crisis en la que cayó España, además de un atraso general con el resto de Europa. Esos fallecidos nunca regresaron, muchos niños no volvieron a sonreír hasta mucho después de la guerra, las mujeres tuvieron que levantar el país, y muchos de esos hombres que un día fueron a la guerra con esperanza de volver y ver a su familia una vez más nunca regresaron. Miles de personas se vieron obligados a cambiar de país sin mirar atrás, dejando en España toda una vida, y eso los que pudieron escapar, pero muchos otros fueron fusilados o que como el padre del protagonista, no podían salir de su casa viviendo un miedo constante a ser descubierto. Pero, ¿las creencias del dictador eran las adecuadas y las verdaderas? ¿Unas personas estaban equivocadas por pensar distinto y otras no? En conclusión, sea el partido o dictador que sea y piense como piense, no merece la pena derramar ni una sola gota de sangre, ni matar una sola vida por ello.

He encontrado una cabra montés


 

ESTRUCTURA


Este fragmento pertenece a la segunda derrota de Los girasoles Ciegos de Alberto Méndez, esta parte corresponde a un diario y se puede ver con claridad al principio ya que pone "Página 12". Está estructurado en cuatro párrafos, sin embargo el segundo corresponde a una anotación que hace quien narra el diario que ha encontrado. El primer párrafo corresponde a una breve introducción que nos sitúa en el espacio y el lugar, la historia transcurre en la montaña y al parecer hay animales de los que se va a alimentar quien ha escrito el diario y su hijo. El segundo párrafo es una anotación que hace quien ha encontrado el diario, por lo que dice la caligrafía es otra distinta a la del resto de los diás. El tercer párrafo, corresponde a un desarrollo de lo que le ha pasado ese día al protagonista, se puede apreciar el miedo que ha sembrado la guerra y la nostalgia hacia sus seres queridos. El cuarto párrafo es el descenlace, ya que es el final de lo que le ocurre ese día. Se puede apreciar la soledad que siente el protagonista, esta es tal que hasta habla con su hijo que no le entiende, le cuenta que no haría las maldades que han hecho otras personas y que su forma de defenderse es escribiendo y dibujando.

TEMA

El miedo y la soledad de un hombre inocente y su hijo recién nacido a causa de la guerra.

RESUMEN

Tras doce día en la montaña, un hombre busca cualquier formar para poder comer el y alimentar a su hijo. El hombre no solo tiene hambre, sino que también se siente sucio y derrotado tras el tiempo que lleva huyendo de la guerra, en la que ha perdido a seres queridos y lo único que le queda para defenderse es papel y lápiz.
COMENTARIO Este fragmento pertenece a la novela Los girasoles ciegos, escrita por Alberto Méndez, consta con 4 partes y cada una cuenta una historia distinta de hechos que se dieron durante la Guerra Civil española, aunque guardan cierta relación entre si. Esta parte del libro corresponde a la segunda, la que cuenta el hallazgo de un diario en la montaña junto con unos cadáveres, la historia es el mismo diario, en el que se cuenta la muerte de una mujer tras dar a luz, por lo que deja a su amado solo en el mundo huyendo de la guerra ya que eran del bando contrario. En el fragmento podemos ver como fue de dura la vida los días que estuvieron en la montaña ya que llegó al punto de comerse los restos que dejaron los lobos y hacer un caldo para su hijo, con lo que estoy de acuerdo ya que en situaciones como esas en las que estas entre la vida y la muerte, haces todo lo posible para sobrevivir y más si un bebé depende de tus decisiones; por otro lado siento compasión con el protagonista, ya se siente solo y derrotado sin saber que hacer y con miedo de que si alguien lo encuentra posiblemente lo mate como hicieron con su maestro, no estoy de acuerdo con esto ya que personas inocentes no deberían morir a causa de una guerra y de esa forma. Por último muestra tal soledad que necesita hablar con su hijo aunque este no le entienda para poder expresarle como se siente y que lo que esta ocurriendo en el país y lo que han hecho con las personas el nunca lo haría, estoy totalmente de acuerdo con esto que hace el padre ya que aunque el niño no le entienda, necesita desahogarse, también estoy de acuerdo con la última frase del cuarto párrafo, ya que el no se lanza al campo de batalla con armas como he hecho mucha gente, sino que con papel y lápiz se lanzaría a consolar con su poesía a todos aquellos que estuvieran pasándolo mal. En conclusión, estoy a favor de todo lo que hace el protagonista para sobrevivir el y su hijo, al igual que estoy de acuerdo con sus sentimientos ya que tiene que ser muy duro huir de una guerra de la que no tienes culpa con un bebé, sin embargo hay que ser fuerte y no perder la cabeza, es por eso por lo que habla con su hijo y la forma que el tiene de estar en el campo de batalla es mediante la poesía y los dibujos.

Por fin llego capitán alegría

ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS:


Podemos distinguir tres partes en este fragmento: la primera y la tercera constituyen el marco narrativo, mientras que la central recoge la reflexión del protagonista. - Primera parte, los dos primeros párrafos. Llegada del capitán al destacamento nacional de Somosierra. - Segunda parte, párrafos tercero y cuarto. Amarga reflexión del protagonista, transcripción de las anotaciones que se le encontraron. - Tercera parte, del quinto párrafo hasta el final. Vuelta a la narración; el capitán se entrega a sus propios compañeros.

TEMA

El terrible poder deshumanizador de la guerra, que afecta tanto a vencidos como a vencedores.

RESUMEN

Al atardecer, el capitán Alegría llegó a Somosierra, donde había una guarnición de soldados de su ejército, el ganador. Al ver su desgana, surgíó en él una reflexión (se encontraría en sus anotaciones) en el sentido de que esos soldados también sufrirían las consecuencias de la guerra cuando intentaran recuperar su vida normal. Finalmente, en unas condiciones lamentables, se presentó ante ellos.

COMENTARIO

El texto propuesto pertenece al primero de los cuatro relatos que articulan la obra de Alberto Méndes, Los girasoles ciegos, único libro del escritor madrileño publicado en 2005 tras ganar el Premio Setenil. Este fragmento corresponde al final del primer capítulo titulado “Primera derrota: 1939 o Si el Corazón pensara dejara de latir”, en el que se narra el desenlace de la historia de su protagonista, el capitán Alegría, cuando camino de su pueblo y tras las milagrosa salvación del fusilamiento en el puesto republicano al que se entrega como un rendido, alcanza la posición del bando falangista cuando estos ya son ganadores de la contienda. Se trata de su segunda rendición y de su segunda muerte (como el narrador se refiere al suicidio del protagonista), actos que dotan al personaje de una peculiar singularidad dibujado una caracterización compleja y múltiple entre el perfil de traidor, desertor, rendido o enajenado mental por la traumática contienda y su forma de vivirla. 


No cabe duda de que el autor quiere significar en este relato el poder igualatorio del sufrimiento y del padecimiento entre los que fueron agentes milicianos de los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil española, todos quedan personificados en un personaje alegórico como es Alegría, que viene a simbolizar la derrota máxima en el acto de rendición al ejército enemigo porque no veía en su bando afán por ganar la guerra al enemigo sino por matarlo. Alegría logra identificarse con todos los soldados de uno y otro bando, con los perdedores como carne de cañón y con los victoriosos como “carne de vencidos” que “se amalgamarán con quienes han sido derrotados”. Alberto Méndez construye personajes ficticios en una historia real, la guerra, y convierte a un narrador en tercera persona en la voz en off de la memoria colectiva que conserva en el recuerdo las historias de familiares y conocidos, pero ya no desde el rencor ni el odio, sino desde la reflexión sobre los hombres, sobre el ser humano como individuo ante una derrota social y moral. En el fragmento que nos ocupa podemos apreciar la cúspide de la intención del autor, a lo que contribuye el dominio de técnicas narrativas abarcadoras que amplifican los puntos de vista. Con aparente sencillez, Méndez elabora un complejo armazón de voces narrativas, perspectivas y tratamiento del tiempo de la narración. El narrador omnisciente intercala la voz del protagonista por dos vías, la textual y la dialogal, en una prolepsis temporal recurriendo al manuscrito encontrado en el bolsillo del capitán una vez ha muerto, un recurso que pone en valor el principio de verosimilitud y que cohesiona el texto con la intención del segundo relato, “Segunda derrota o Manuscrito encontrado en el olvido”, y con el terceto, “Tercera derrota o El idioma de los muertos”, donde volvemos a encontrar a Alegría compartiendo cárcel con el protagonista de este tercer capítulo, Juan Senra, en un flash back narrativo. Todo este entramado de voces, personajes y tiempos de la narración logra que Méndez elaborara una tetralogía de relatos concebidos como conjunto sobre el horror y la desolación que activan la memoria frente al olvido de unos lectores que ya, lejanos a la Guerra, comparten y entienden la metáfora del título: esos girasoles ciegos como los seres que el autor nos muestra, todos perdedores, desorientados, desnortados, perdidos en la magnitud de la derrota. Con este libro Méndez viene a sumarse a una generación de escritores y escritoras que rescatan la contienda española como motivo literario, emparejando las finalidades estéticas, historicistas, ficcionales e ideológicas para un sentir común que florece: recuperar la memoria de la Guerra Civil una vez que el llamado “pacto del olvido” deja de interesar política y socialmente. El “olvido” fue pactado tanto por la derecha como por la izquierda en los años de la Transición y se ejercita hasta bien entrados los años noventa, momento en que la izquierda política encuentra un filón ideológico para la oposición a la derecha en el poder. El “pasar página” y “mirar al futuro” que tácitamente se conviene entre toda la clase política en aras de solidificar la democracia, se torna en la reivindicación de la necesidad de recuperar la memoria histórica y colectiva en las voces de los hijos y nietos de los que vivieron la guerra. Así, intelectuales y escritores socavan en las historias familiares y locales y hallan la materia literaria de lo que se denominará como literatura “guerracivilista” que entronca con la necesidad consciente de todos los grupos humanos por asimilar su pasado. Entre una larga nómina, La forja de un rebelde de Arturo Barea, Las bicicletas son para el verano de Fernando Fernán Gómez, Soldados de Salamina de Javier Cercas, La voz dormida de Dulce Chacón, Las trece rosas de Jesús Ferrero, Corazón helado de Almudena Grandes, vienen a alimentar literariamente esta corriente ideológica en la que toman la voz los vencidos frente a la oficial de la Dictadura y la oficialista del “pacto del olvido”, tendencia que será también protagonista en las producciones cinematográficas y ensayísticas. La memoria histórica no se perdíó nunca, estuvo entre los exiliados literatos, cineastas, intelectuales en general; estuvo en la música de la canción protesta; en la metáfora de los poetas y en los pinceles; el la novela extranjera; en la sutileza de los que desde dentro capearon la censura. Pero sin duda, toda esta corriente literaria vino a sacudir, no solo la producción novelística y editorial española, sino el memorial de generaciones distantes con la contienda que intiman con personajes protagonistas de la guerra gracias al discurso público que es la literatura. Alberto Méndez también hurgó en su memoria, y nos dejó este único libro como referente narratológico y como mapa completo de la derrota de la Guerra Civil, que nos hace sentir a los lectores jóvenes que también somos “uno de los vuestros”, en el mismo sentido que el capitán Alegría, intimando con los “yoes” de los relatos de aquel pasado como vacuna contra el alzheimer histórico, para que la historia colectiva está basada en la verdad e inocule la sinrazón de la violencia y el odio a la generación presente y las futuras al tiempo que se disfruta de su lectura.


Sabiendo ahora lo que sabemos

TEMA


Después de observar minuciosamente al ejército contario durante tres años, Carlos Alegría decide entregarse al enemigo.

RESUMEN:

Carlos Alegría, preso de pánico, decide atravesar el espacio que media entre las dos trincheras para entregarse al ejército enemigo. Esta decisión la lleva a cabo después de permanecer tres años observando, desde su puesto privilegiado de capitán de Intendencia, cómo su propio ejército se regodeaba en seguir matando a los soldados del bando contrario y cómo la inexperiencia de éste poco a poco iba ocasionando su propia derrota.

ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS

Se trata de un texto escrito en prosa que consta de veintinueve líneas distribuidas en cuatro párrafos de análoga extensión. En el párrafo segundo y cuarto se intercalan dos fragmentos que reproducen en estilo directo las reflexiones del protagonista. Conocemos este dato porque tipográficamente van entre comillas y están impresas en letra cursiva. Desde el punto de vista de la organización de las ideas podemos dividir el texto en dos partes. La primera parte ocuparía sólo el primer párrafo donde se nos informa sobre el estado de ánimo del protagonista decepcionado y de la situación catastrófica en que se encontraba Madrid cuando Carlos Alegría decide rendirse al otro bando. La segunda parte abarcaría el resto del texto , en ella el narrador da cuenta del lento proceso de rendición que se opera en la conciencia del protagonista después de estar observando el comportamiento del ejército enemigo durante tres largos años.

COMENTARIO

Este fragmento de carácter literario está extraído de un relato titulado “Primera derrota: 1939 o Si el corazón pensara dejaría de latir” y que junto a otros tres relatos más constituyen el único libro que Alberto Méndez publicó con el título de Los girasoles ciegos, en 2004. Actualmente esta publicación se incluye dentro de la tendencia de narrativa histórica más reciente junto a otras como “Soldados de Salamina”, de Javier Cercas o “La voz dormida” de Dulce Chacón. Podemos afirmar que el género del cuento se ha modernizado en temas y estilos con aportaciones recientes como ésta u otras de Javier Marías o Álvaro Pombo. “Los girasoles ciegos” es una obra sencilla y realista, un libro de cuentos articulado a lo largo de cuatro historias –cuatro derrotas, según el autor- que transcurren entre el período quizás más duro de la posguerra, que va desde 1939 a 1942 y que, siendo totalmente independientes, están entrelazados entre sí. Sus personajes son seres vencidos que se encuentran recorriendo una senda dolorosa que los conducirá inevitablemente hacia la muerte.


La modalidad textual que predomina en este texto es la narrativa, aunque se intercalan en ocasiones algunas secuencias descriptivas que nos aportan información sobre el lugar y el personaje y también secuencias expositivas-argumentativas que se corresponden con las reflexiones que Carlos Alegría hace sobre la guerra y el ejército enemigo. A través de un narrador omnisciente, que se encubre al principio de este texto en una 1ª persona del plural (“Sabiendo ahora lo que sabemos de Carlos Alegría, podemos afirmar…”), el lector se va internando en el proceso de rendición que poco a poco se va fraguando en el fuero interno del protagonista. El hecho de que se emplee la primera persona del plural es significativo pues se da mayor credibilidad a lo narrado, es decir, lo que se cuenta se hace de forma historiográfica, como si fueran fragmentos de una memoria perdida. Esto permite al narrador comenzar con un presente narrativo en la primera línea para trasladarse a partir de la segunda línea al pasado, al momento en que ocurrieron los hechos (lín.2 “sólo escuchó el alboroto de su pánico”). Además el narrador reproduce literalmente en dos ocasiones fragmentos de reflexiones que el personaje central escribíó en forma de cartas enviadas a diferentes destinatarios. Del análisis del personaje protagonista en este fragmento se puede deducir que era un hombre muy metódico, amante del orden y del reparto equitativo (lín. 15 “dedicado a la intendencia con el rigor maníático del agrimensor…”), que era un gran observador porque durante tres años estuvo contemplando, desde el puesto privilegiado que le propiciaba su propia trinchera, la reacción de ambos ejércitos, la de su bando, según él, fue injusta porque desde el principio del asedio a Madrid se sabía ante qué tipo de enemigo se estaban enfrentando (lín. 8 “desarrapado y paisano”) y a pesar de ello no retrocedieron en seguir matando o causando bajas al bando contrario. Por este motivo el capitán Alegría no duda en arremeter contra sus propios compañeros al considerarlos metafóricamente como “los estrategas de la guerra, los observadores del combate o los curiosos de la muerte” (lín. 19). Por otro lado, observamos en las reacciones del protagonista cierta simpatía o compasión por los soldados del bando enemigo porque no era un ejército regular sino civil, pues estaba integrado por hombres que, después de sus trabajos, no dudaban en vestirse de milicianos para defender su ciudad como se demuestra en la enumeración asindética1 de la línea 21 “observaba al enemigo, le veía ir y venir de la oficina al frente, del frente al taller, del ejército a la familia, de la rutina a la muerte”, o cuando compara su forma de guerrear “como quien ayuda al vecino a cuidar a un familiar enfermo” (lín. 25). Otro ejemplo lo observamos al utilizar la imagen metafórica y antitética2 de un “ave subterránea o una alimaña angélica” para referirse al ejército civil republicano; por este motivo Carlos llega a la conclusión de que los soldados enemigos eran “hombres nacidos para la derrota” (lín. 26). Pero lo que más llama la atención de la lectura de estos párrafos es que el protagonista no se sienta feliz con la inminente victoria de su propio bando, sino que manifieste rabia e impotencia como lo demuestra la reflexión de carácter general que hace cuando escribe una carta a su profesor de Derecho Natural. Podemos adivinar cómo Alberto Méndez ha utilizado la voz de Carlos Alegría para expresar sus impresiones sobre el desarrollo de la Guerra Civil española: «La violencia y el dolor, la rabia y la debilidad, se amalgaman con el tiempo en una religión de supervivencias, en un ritual de esperas donde entonan la misma salmodia el que mata y el que muere, la víctima y su verdugo; ya sólo se habla la lengua de la espada o el idioma de la herida», según se observa de su lectura la guerra no es sino un juego de supervivencias donde vencedor y vencido sólo saben utilizar el lenguaje de la violencia para poder sobrevivir cuando ya sobran las palabras. Desde un punto de vista estilístico debemos comentar de esta oración la organización en estructuras bimembres de palabras contradictorias que se polarizan en torno al bando del vencedor y de los vencidos respectivamente: la violencia y el dolor, la rabia y la debilidad, el que mata y el que muere, la víctima y su verdugo, la lengua de la espada o el idioma de la herida. Por otro lado merece toda nuestra atención el tiempo donde se concreta la acción narrativa: la Guerra Civil y la posguerra. Con esta contextualización temporal su autor pretende superar la tragedia de aquella España de represión pero exigiendo asumirla de forma responsable, no olvidándola, en otras palabras, el autor escribe el texto movido por la necesidad de dar a conocer la historia más reciente para entender el presente y proyectar el futuro.


Una de las cosas que más me sorprende


EMA


La posguerra desde la inocencia de la infanciaRESUMEN:
En la posguerra no se hablaba de los recuerdos. Los vencedores camuflaban los horrores tras las palabras. Del grupo de amigos destacaba como líder Javier Ruiz Tapiador, por ser Flecha, tener una buena casa y un hermano mayor con una maravillosa capacidad para contar relatos de terror sobre niños de nuestra edad acosados por un ejército de leprosos caníbales.

2ª) INDIQUE LA ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS DEL TEXTO:

El texto se organiza en dos bloques de contenido, que podríamos nombrar como 1: Recuerdos de ambiente  (1º y 2º párrafo) y 2: Recuerdos sobre Javier y los amigos (3º, 4º y 5º párrafo). Dentro de cada uno de los apartados podemos distinguir los siguientes contenidos:

…………1) Recuerdos de ambiente (generales):

……………………..1.1. Los horrores en los recuerdos se silenciaban (L.1-3).

……………………..1.2. Los eufemismos de los vencedores pretendían transformar la realidad y los recuerdos (víctimas/héroes; muertos/caídos por Dios; guerra/Victoria, etc.)(L.4-10)

………..2) Recuerdos sobre Javier y los amigos (concretos).

……………………2.1. Descripción de Javier (L. 11-14)

……………………2.2. El magnetismo de su hermano Carlos (L.15-19)

………………………………….A) Su capacidad para inventar y contar historias de terror (L.20-3).

………………………………….B) Estructura del relato de terror: a) Principio de hechos vividos, b) niños, pandilla, protagonista, c) Leprosos antropófagos, antagonista (L.24-29).


Comentar:


Durante la transición española se acuñó el término “chaquetero” para señalar a la persona que se cambiaba de chaqueta y de discurso para lograr la afinidad con los vencedores en las elecciones, cambiar de bando y seguir viviendo de la política. ¿Sigue siendo el arribismo, el peloteo, el hacer pasillos, la hipocresía y la adulación un forma de medrar en la vida?  Y no nos referimos solo al ámbito político o sindical, también en ámbitos como el académico o el empresarial. Ya sabemos que la respuesta es que sí, la siguiente pregunta es ¿hasta qué punto es ético o moral usar las influencias por proximidad o las apariencias para medrar a costa de quien puede valer más que otro?

Por último, otra línea interesante de comentario es el desarrollo de la alegoría que aparece en los dos últimos párrafos: los cuentos de terror. Podemos estar hablando de la intolerancia como enfermedad social, del rechazo a quienes no son como nosotros, a quienes necesitamos a toda costa destruir para nuestra propia supervivencia. El intolerante no piensa, como los leprosos se mueven siempre en masa, lenta y amenazadoramente. El problema no es que sea una enfermedad infecciosa porque no pueden contaminarte con sus creencias, sino su voracidad caníbal, devorar, destruir a los demás, a quienes no son como ellos.  El asunto no es sencillo de reflexionar, sería un lugar común asociar dictadura con intolerancia y ausencia de libertad, pero en ese caso el obligar a la expresión de un pensamiento único es algo explícito. Si dices algo contrario al régimen, te meten en la cárcel. Pero, por eso, preserva la libertad del alma. Sabes dónde estás tú y qué quieres. Se convierte en enfermedad del alma cuando te transformas en un leproso y denuncias a tu vecino porque en su intimidad lo has oído expresarse contra lo “políticamente correcto”. ¿Estamos viviendo ahora una epidemia de lepra intolerante bajo la bandera de la tolerancia? ¿Podemos, en nuestra sociedad moderna expresar nuestras opiniones sinceras sin correr el riesgo de ser anulado como indeseable bajo estigmas como “homófobo”, “intolerante”, “fascista”, “xenófobo”, “machista”, u otra etiqueta parecida? ¿Te sientes libre para expresar tu opinión en grupo? Es posible que esta enfermedad del alma que nos describe el autor siempre haya existido por la propia naturaleza humana: nazis-judíos; proletarios-burgueses; cristianos-moriscos; musulmanes-cristianos; ingleses-indios, etc.


El niño está enfermo


Casi no se mueve.Primera parte (párrafo 1): Presentación o situación inicial:- Eulalio describe la situación dramática que vive su hijo (que ha caído enfermo), así como sus intentos desesperados por mantenerlo con vida.Segunda parte (párrafos 2 - 4): Nudo o desarrollo de la acción:- El niño duerme en el regazo de su padre, mientras éste escribe en su cuaderno (párrafo 2).- Eulalio le canta una canción de Lorca a su hijo; es una canción triste de Lorca, en la que se presiente la cercanía de la muerte (párrafo 3).- Eulalio ha olvidado los poemas que solía recitar durante la guerra; en cambio, recuerda muchas nanas para cantar a su hijo (párrafo 4).Tercera parte (párrafo 5): Desenlace o situación final:- Eulalio besa por primera vez a su hijo. Es un gesto de ternura que Eulalio no sabe cómo interpretar (¿es fruto del amor o de la cercanía de la muerte?) .

Tema

Lamento de Eulalio ante la enfermedad de su hijo y ante la inminencia de la muerte.

Resumen

 Ante la enfermedad de su hijo, Eulalio intenta de forma desesperada salvarle la vida, pero al mismo tiempo presiente que el final está próximo. Este presentimiento se refleja en la canción que le canta a su hijo (una canción triste de Lorca). Eulalio ya no recuerda los poemas con los que arengaba a los soldados; sólo le vienen a la cabeza nanas para su hijo. Tras besar por primera vez a su hijo le embarga la pena, pues no sabe si su ternura es fruto del amor o de la cercanía de la muerte.

Comentario


El texto pertenece a Los girasoles ciegos, la única obra publicada por el escritor Alberto Méndez. Persona de izquierdas (militó en el Partido Comunista hasta 1982), realizó diversos trabajos en editoriales nacionales e internacionales, y no se dedicó a la literatura hasta los últimos años de su vida: el libro fue publicado en 2004, cuando el autor contaba con sesenta y tres años, poco antes de que se produjera su fallecimiento. Como vemos, la reflexión se centra en la posguerra, concretamente en las consecuencias que deja la violencia en un país dividido y desangrado. Cada relato nos coloca en un escenario distinto, lo que aporta una gran riqueza: unos personajes son militares, otros, civiles; unos mayores, otros, niños; unos pertenecen a un bando, otros a otro. Pero existen elementos comunes: las cuatro historias llevan la palabra “derrota” en el título, y en las cuatro aparecen situaciones de pérdida, de miedo, de sufrimiento, de supervivencia… El resultado es un libro magistral en el que se dibuja el mapa de la derrota que afecta a los dos bandos.El texto que se nos propone para el comentario corresponde al segundo relato, que lleva por título “Segunda derrota: 1940 o Manuscrito encontrado en el olvido”. Es seguramente el relato más logrado y sobrecogedor de los cuatro (recordemos que el autor ganó en 2002 el premio Internacional de Cuentos Max Aub por este relato). El relato narra de manera dramática la historia de Eulalio, un joven poeta republicano, que, tras la guerra, huye hacia las montañas en compañía de Elena, su mujer embarazada. En un escenario solitario y frío, en medio de una naturaleza hostil, cruenta e invernal, la muchacha da a luz a un niño y muere tras el parto. A través de un diario íntimo, donde el adolescente deja escrito su miedo, se nos va poniendo en antecedentes de la vana lucha que emprende el joven padre para salvar la vida de su hijo. El instinto de supervivencia se une al deseo de no sufrir una segunda derrota, al deseo de no darles una última satisfacción a los vencedores. Eso, unido a la desconfianza y al miedo (dos temas centrales en toda la obra), explicaría que Eulalio no busque la ayuda de otras personas y que prefiera mantenerse oculto (el tema del encierro también es recurrente en la obra). Esta resistencia de Eulalio le acaba costando la vida al él y a su hijo, pero supone para él una victoria moral frente la “infame turba de nocturnas aves”… En el cuarto relato (protagonizado por los padres y el hermano de Elena), Eulalio y Elena son de nuevo mencionados, y se cuentan nuevos detalles de su historia (en concreto detalles de los primeros momentos de su huida): que se ocultaron en la casa de una antigua criada de los padres de Elena, y que consiguieron salir clandestinamente de Madrid montados en un camión que transportaba ganado a Valladolid.

El fragmento que se nos propone para el comentario corresponde a la parte final del relato (es la “Página 20” de las veintiséis que componen el cuaderno de Eulalio). A estas alturas del relato, la situación física y anímica del protagonista ya está muy empeorada (“Todo huele, otra vez, a muerte”). Por cierto que esta degradación paulatina de la condición humana de los vencidos es algo que apreciamos en los cuatro relatos 
(la vemos igualmente en el capitán Alegría, en Juan Senra y en Ricardo Mazo). Esta situación terminal que vive Eulalio, unida al embrutecimiento vivido durante la guerra, hace que el protagonista haya tenido que aparcar sus sentimientos más humanos, como son el amor y la ternura. Destacamos en este sentido la siguiente cita del texto: 
“El miedo, el frío, el hambre desalojan la ternura”. Estas palabras vienen a significar que las circunstancias extremas que vive Eulalio han acabado con su sensibilidad, que dichas circunstancias le han embrutecido y no dejan lugar para los afectos. Haciendo una lectura más amplia, podemos entender que el autor no se está refiriendo únicamente al personaje de su relato, sino que, a través de él, intenta reflejar la deshumanización de la sociedad española durante la posguerra.

Sin embargo, el protagonista, sintiendo cercana la muerte, realiza un gesto muy humano a través del cual vuelve a expresar sus sentimientos, superando la inhumanidad de la situación que le ha tocado vivir (“Hoy le he besado. Por primera vez le he besado”). Además, exclama “¡Cuánto le quiero!”, y le canta una canción de García Lorca a través de la cual parece querer ahuyentar el negro destino que se abate sobre su hijo… Podemos entender que estos gestos los realiza para recuperar su condición humana, que le devuelven al joven poeta su dignidad como persona. Aunque también es cierto que Eulalio explica su gesto de manera menos complaciente: “(la ternura) solo regresa como un cuervo cuando olisquea el amor y la muerte”, y en este sentido habla de “ternuras blancas” (las que surgen cuando el amor está cerca) y de “ternuras negras” (las que surgen cuando la muerte está cerca). Eulalio afirma que su ternura “ha regresado confundida”, pues “Olfatea ambas cosas” (el amor y la muerte). Sin duda el autor refleja aquí el abatimiento anímico de su personaje y, por ende, de todos los derrotados en la guerra. El tema de la derrota está presente a lo largo de toda la novela, simbolizada en los girasoles ciegos, es decir, perdidos, desorientados, fracasados. 

En el texto propuesto para el comentario, concretamente cuando el protagonista escribe “Ya no recuerdo los poemas que recitaba a los soldados”, podemos intuir el papel que desempeñó Eulalio durante la Guerra Civil. Por cierto que es un papel que recuerda en gran medida al que desempeñó el poeta Miguel Hernández (al que, de hecho, se cita en otro momento de este segundo relato). A través de la cita indicada vemos que Eulalio, como Miguel Hernández, se alistó en el bando republicano y se dedicó a levantar la moral de los soldados recitando poesías. Podemos establecer, pues, un paralelismo entre este personaje histórico y el personaje de ficción creado por Alberto Méndez. También las suyas son vidas paralelas en cuanto al desenlace final, ya que ambos fueron perseguidos por el bando vencedor tras la guerra (recordemos que Miguel Hernández fue encarcelado y que murió en la cárcel, enfermo, en 1942). 


Pero la cita antes indicada también sugiere otro de los temas centrales de la obra: el tema de la memoria. Efectivamente, el joven poeta se queja de su falta de memoria (“Ya no recuerdo los poemas que recitaba a los soldados”), y, acto seguido, intenta dar una explicación a tal circunstancia: “Con el hambre lo primero que se muere es la memoria”. Eulalio se siente muy frustrado por este hecho pues, como el resto de los protagonistas de la novela, quiere dejar constancia de lo ocurrido, quiere mantener el recuerdo de lo sucedido, legar su memoria a las generaciones venideras… Por eso Eulalio se siente frustrado cuando no logra recordar, por eso se esmera en escribir su cuaderno y cuida de su lápiz como si fuese un tesoro, por eso deja su cuaderno en un lugar en el que pudiera ser fácilmente encontrado… Su obsesión es mantener viva la memoria, algo que también encontramos en otros personajes de la obra: piénsese en la nota encontrada en el bolsillo de el capitán Alegría (primer relato), o piénsese en la carta que escribe Juan Senra a su hermano (tercer relato).


Como conclusión, la frustración y el dolor a los que están sometidos los personajes de este libro reflejan el drama sufrido por muchas familias durante la posguerra. Solo nuestros mayores y los que vivieron aquella tremenda época pueden valorarla en su justa medida, por su experiencia directa. Alberto Méndez consiguió profundizar de forma aguda en este triste episodio de nuestra historia reciente, en las consecuencias de esta guerra en la que todos salieron derrotados. A través de su ficción, ayudó en la elaboración de la memoria colectiva, y es que “Los girasoles ciegos” es una obra sobre la memoria, sobre una memoria que debe tener definitivamente su asentamiento en el lugar que le corresponde. Porque superar la tragedia de aquella España de represión, marchas militares y ruido de sables, exige asumir, no pasar página o echar en el olvido.

Entradas relacionadas: