La Colonización de África y Asia: Reparto Territorial y Conflictos Globales
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 4,82 KB
La Colonización de África
La Conferencia de Berlín: Un Punto de Inflexión
Hasta finales del siglo XIX, África, a pesar de su cercanía a Europa, era un continente en gran medida desconocido. Con excepción de la costa mediterránea, explorada desde la antigüedad, no fue hasta finales del siglo XV que las expediciones portuguesas revelaron el perfil completo del continente, estableciendo factorías comerciales en sus costas. Sin embargo, el interior de África permaneció inexplorado debido a su geografía, con escasos ríos navegables, extensos desiertos y densas selvas.
En el siglo XIX, avances tecnológicos como el barco de vapor y descubrimientos médicos como la quinina para combatir la malaria permitieron la exploración del interior del continente. Las grandes potencias europeas comenzaron a prepararse para la colonización. Con el objetivo de organizar este proceso, se reunieron en la Conferencia de Berlín en 1884.
Inicialmente, Alemania, bajo el canciller Bismarck, no deseaba involucrarse en la carrera colonial, prefiriendo actuar como árbitro entre las potencias europeas para mantener el equilibrio político. Sin embargo, la Conferencia de Berlín estableció las bases para el reparto de África, acordando lo siguiente:
- Libre navegación por los ríos Níger y Congo.
- La ocupación efectiva de la costa otorgaba derechos sobre el interior.
- Creación del Estado Libre del Congo, bajo el dominio personal del rey Leopoldo II de Bélgica, teóricamente como territorio de libre comercio.
A pesar de las intenciones de libre comercio, Leopoldo II estableció una compañía comercial de su propiedad, explotando los recursos del Congo. Antes de finalizar el siglo XX, la totalidad de África fue colonizada, resultando en la creación de países artificiales con fronteras geométricas.
El Reparto de África y los Conflictos
A mediados del siglo XIX, Gran Bretaña se había establecido en Egipto y en la Colonia del Cabo (Sudáfrica), mientras que Francia controlaba Argelia y Túnez. Esto llevó a los británicos a intentar establecer un imperio longitudinal continuo, y a los franceses a buscar uno transversal, uniendo el Golfo de Guinea con el Mar Rojo a través del Sahara.
En Sudán, el punto de intersección de estas ambiciones generó el conflicto de Fachoda, resuelto a favor de Gran Bretaña. Otro conflicto surgió entre británicos y portugueses, quienes poseían Angola y Mozambique y deseaban unirlos. Tras un ultimátum británico, Portugal cedió, manteniendo sus posesiones. Posteriormente, británicos y bóeres (colonos holandeses) se enfrentaron por el control de Sudáfrica, tras el descubrimiento de ricas minas de diamantes y oro, resultando en la victoria británica.
El ascenso al trono alemán de Guillermo II, quien destituyó a Bismarck, marcó un cambio en la política alemana, buscando competir con Gran Bretaña por la hegemonía mundial. La agresividad alemana llevó a un acercamiento entre británicos y franceses, rompiendo el aislamiento francés y desencadenando una serie de acontecimientos que culminarían en la Primera Guerra Mundial.
La Colonización en Asia
En Asia, además de las potencias tradicionales como Gran Bretaña y Francia, participaron Rusia, Japón y Estados Unidos. A diferencia de África, en Asia existían civilizaciones milenarias, lo que llevó a la preservación de la identidad de los países, evitando la creación de fronteras artificiales.
Rusia se expandió por Siberia hasta el Pacífico, llegando incluso a Alaska, que posteriormente vendió a Estados Unidos. La expansión rusa fue facilitada por la baja densidad de población y la débil industrialización, aunque la falta de infraestructuras dificultó la administración de un imperio tan vasto.
Gran Bretaña consideraba a la India la "perla de su imperio" desde el siglo XVII. Para protegerla, conquistaron Birmania y establecieron Afganistán como estado tapón frente a Rusia. Francia, por su parte, se estableció en Indochina.
Siam (Tailandia), con una antigua civilización, logró mantener su independencia gracias a la hábil diplomacia de su rey, quien demostró a las potencias occidentales que su país no merecía ser colonizado.
China, que había permanecido aislada, fue obligada por las potencias occidentales a abrir sus puertos al comercio. Japón, también un país feudal cerrado al exterior, fue forzado a abrirse al comercio. El emperador Meiji inició una serie de reformas, modernizando el país, adoptando modelos occidentales en educación, industria y legislación. En pocas décadas, Japón se convirtió en una potencia industrial y comenzó a colonizar el suroeste asiático en busca de materias primas, sorprendiendo al mundo al derrotar a Rusia en la Guerra Ruso-Japonesa de 1905.