Clasificación de los Seres Vivos: Sistemática, Taxonomía y Cladismo

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**La Clasificación de los Seres Vivos**

Para comprender la gran biodiversidad, es necesario elaborar un sistema que permita crear un orden dentro de la gran variedad de seres vivos. De este modo, surgieron los sistemas de clasificación.

**4.1.- La Sistemática**

Es la disciplina de la biología que se ocupa de la clasificación de los seres vivos en función de su similitud y su historia evolutiva (filogenia). Su objetivo es establecer una clasificación natural que exprese de la mejor manera posible las relaciones de parentesco. Estas relaciones se representan en árboles filogenéticos o dendrogramas que son una representación de la relación evolutiva de los seres vivos, también llamada filogenia.

**4.2.- La Taxonomía**

Es una disciplina al servicio de la sistemática que tiene por objeto agrupar a los seres vivos en grupos de amplitud creciente, denominados taxones, en función de sus relaciones de parentesco. Un taxón por tanto es un grupo de seres vivos con relación de parentesco. El objetivo de la taxonomía es el establecimiento y definición de grupos taxonómicos, y su unidad básica de clasificación es la especie. La taxonomía se basa en características anatómicas, funcionales, bioquímicas y genéticas.

A las características que son fundamentales para diferenciar los miembros de un taxón de los miembros de otro taxón, se les conoce como caracteres taxonómicos. Los principales taxones son en orden decreciente: Dominio, Reino, Filo o División, Clase, Orden, Familia, Género y Especie. Cada taxón queda englobado en otro superior, y muy frecuentemente es necesario hacer divisiones intermedias, como superorden (engloba varios ordenes) o superfamilias (varias familias), subórdenes, subfamilias, etc.

**4.3.- La Nomenclatura Biológica**

Es un conjunto de reglas que se aplican para nombrar los diferentes taxones. Estas reglas tienen su origen en el sistema binomial de nomenclatura ideado por Linneo (siglo XVIII).

Aunque es bastante compleja, destacaremos que:

  1. No puede haber dos taxones con el mismo nombre.
  2. El nombre de las especies se escribe en latín y en cursiva (o subrayado si se escribe a mano).
  3. El nombre de un especie consta de dos palabras:
    • la primera hace referencia al género y su inicial escribe con mayúscula.
    • la segunda palabra corresponde al epíteto o nombre específico y se escribe en minúscula.
  4. Una vez que se ha escrito el nombre completo de la especie, se puede posteriormente abreviar el nombre del género por su inicial seguido de un punto. (Por ejemplo Canis lupus, se puede abreviar después C. lupus)
  5. El nombre de cualquier taxón debe ir seguido del nombre del autor que lo describió por vez primera y que frecuentemente aparece abreviado (Así «L.» significa Linneo).

La importancia de la nomenclatura es que es universal y en latín en todos los idiomas, y que evita confusiones, ya que la misma especie tiene diferentes nombres en localidades a veces muy próximas.

Otro ejemplo de la importancia de la nomenclatura es el siguiente: La palabra “roble” designa varias especies distintas de árboles que, sin salir del territorio español y dependiendo de los casos y de las regiones, pueden ser también conocidos como: Ametza, Cagiga, Carballo, Haritz, Marojo, Melojo, Pènol, Reboll, Rebollo, Roure, Tozo, etc. Sin embargo, la expresión “Quercus robur” despeja cualquier duda sobre la especie concreta de la que se está hablando y puede ser entendida sin dificultad por personas que hablen cualquier otro idioma diferente al nuestro.

**4.4..- Cladismo**

Los sistemas naturales de clasificación intentan reproducir las relaciones evolutivas entre los grupos de seres vivos. Utilizan como criterio la presencia de caracteres homólogos, es decir, caracteres con un mismo origen evolutivo, una estructura interna semejante y un mismo origen embrionario.

En cuanto se aplicaron las ideas evolucionistas a la clasificación biológica, surgieron los árboles filogenéticos como diagramas que plasman la evolución biológica. A mediados del siglo XX surgieron diferentes métodos sistemáticos de clasificación, entre ellos, el cladismo.

El cladismo incluye en un mismo grupo o clado, a todos aquellos organismos que comparten caracteres homólogos derivados de un antepasado común (sinapomorfías). Un carácter que no comparten dos grupos de seres vivos es una apomorfía. El cladismo representa las relaciones filogenéticas mediante diagramas denominados cladogramas. El cladismo se basa en tres principios:

  1. Las especies se ordenan en grupos naturales, clados, en función de las sinapomorfías que presenten.
  2. Todos los grupos de clasificación válidos descienden de un antepasado común. Estos grupos son monofiléticos.
  3. En caso de que haya varias posibilidades de parentesco, se considera correcta aquella que requiera menos pasos para organizar las especies, es decir, el árbol filogenético más sencillo.

**4.5.-Los Criterios Taxonómicos**

Para llegar a una clasificación adecuada de la enorme biodiversidad de seres vivos, es preciso plantearse qué criterios se van a utilizar para englobar a determinados seres vivos en un mismo grupo. Hoy en día son variados los criterios taxonómicos que se emplean para poder clasificar a los organismos. Entre estos figuran:

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