Clasicismo del Siglo IV: Lisipo, Praxíteles y Scopas - Evolución y Características
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Arte y Humanidades
Escrito el en español con un tamaño de 5,12 KB
Clasicismo del Siglo IV
El clasicismo del siglo IV muestra algunos rasgos diferentes con respecto al del siglo V:
- Se transforman los ideales anatómicos.
- Se acentúan los movimientos.
- Se conquista definitivamente la tercera dimensión.
- Mayor realismo, mostrando actitudes menos heroicas y más cotidianas, con figuras que se hacen más libres y pierden majestuosidad, acentuándose el naturalismo en gestos y actitudes.
- Mayor expresividad facial: se muestran los sentimientos. Frente a la serenidad anterior, se aprecia en estos momentos un humanismo desgarrado que expresa los sentimientos.
- Se prescinde de los pliegues mojados.
- Introducción en la iconografía del desnudo femenino integral, lo que supone la creación de un ideal anatómico de mujer distinto al masculino.
Son tres los artistas más significativos de este periodo: Lisipo, Praxíteles y Scopas.
Lisipo
Modifica los ideales anatómicos de Policleto mediante un canon más alargado y la mezcla de músculos y grasa en la anatomía. Además, sus esculturas reflejan la conquista definitiva de la tercera dimensión a través de escorzos y de líneas transversales cruzadas por delante del cuerpo. Destaca el Apoxiomeno, que se está quitando la arena pegada a su brazo derecho después del ejercicio. Con Lisipo se establece un nuevo canon de Policleto, lo que se consigue con el adelgazamiento del cuerpo y el menor tamaño de la cabeza. En este caso, la estatua contiene 8 veces la cabeza en su altura. Se acentúa el volumen y la pesadez muscular con un tratamiento más naturalista. Descansa en su pierna izquierda y su derecha se aparta fuertemente de la vertical, retrayéndola, lo que imprime a la figura un movimiento helicoidal acentuado por el movimiento de sus brazos. El brazo derecho se extiende hacia el espectador con un escorzo que rompe con la armonía frontal de la estatuaria clásica. De esta forma, se multiplican los puntos de vista de la pieza. Tampoco psicológicamente la obra responde a los postulados puramente clásicos. Aquí ya no hay un hombre idealizado; el realismo de Lisipo le lleva a representar a un atleta cansado, taciturno y con el pelo revuelto. Aúna la mirada al frente desrealiza la figura idealizándola. Como podemos ver en esta obra, Lisipo está anunciando el realismo expresionista del periodo helenístico.
Praxíteles
Es el escultor de la delicadeza, la elegancia, la belleza y las superficies suaves, lo que ha llevado a algunos críticos a calificar de blandas a sus figuras, incluso de afeminadas. También es característico de sus obras la nostalgia en el rostro. Destaca por el gran contrapposto de sus figuras, dando así lugar a la curva praxiteliana. Tanto que en algunas figuras como el Apolo Sauróctono. Destacará también Praxíteles por la introducción del desnudo femenino a través de su Afrodita Cnidia, que se convertirá en modelo para las imágenes posteriores. Presenta a la diosa desnuda en actitud de salir del baño, siendo considerada por los antiguos como la más hermosa escultura del mundo.
El Hermes con el niño Dionisio parece otra de sus obras, aunque su autoría es discutida: la tela es demasiado realista, así como una talla del cabello demasiado apresurada, que parecen sugerir una época posterior. En cualquier caso, se aprecia la característica curva praxiteliana, así como otro de los rasgos: la nostalgia en los rostros, con una expresión que mantiene cierta sensación de distante lejanía, solo amenizada por la actitud espontánea del niño. La obra representa a Hermes en el acto de transportar a Dionisio niño desde el Olimpo hasta la mansión de las ninfas encargadas de su crianza. El dios mensajero hace un alto en la ruta y ofrece al niño sediento un racimo de uvas. Magnífica textura con un gran pulimentado difuminado: tanto la suavidad de los rasgos como los efectos de claroscuro son ya notas características de la evolución del clasicismo hacia el helenismo. Es una de las pocas piezas originales que se conservan de la escultura griega.
Scopas
Se distingue por:
- El dramatismo que imprime a sus figuras: rompe el perfecto equilibrio del arte clásico a favor de la exaltación de la representación de los sentimientos exacerbados, de lo que se ha denominado pathos, que queda perfectamente reflejado en el patetismo de las bocas entreabiertas, angustiosas, y en los ojos anhelantes.
- Una cierta preferencia por los perfiles helicoidales, con lo que acentúa el movimiento.
Son conocidas sus Ménades, cuyos cuerpos se contorsionan produciendo una sensación de movimiento en que los paños parecen flotar. Representa a una bacante o mujer adepta a los ritos dionisíacos, arrebatadas por la ebriedad y la danza. La propia temática contribuye a romper el concepto clásico de perfecta armonía: semidesnuda y enloquecida por el vino y el baile.