Clasicismo musical: Mozart, sonata, orquesta y ópera

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Clasicismo

A diferencia del tema rococó, muy ornamentado, serpenteante y con una estructura complicada para muchos, la frase clásica es breve, periódica y claramente definida. La mayoría de las veces se escinde en dos partes iguales. Durante el último cuarto del siglo XVIII, el clavecín fue desplazado por el pianoforte en la música para teclado.

Mozart

Pese a que su vida fue muy corta (murió a los 35 años), Wolfgang Amadeus Mozart compuso cerca de 750 obras. Aparte de sus 22 óperas, Mozart compuso 41 sinfonías, 27 conciertos para piano, varios conciertos para instrumentos como violín, flauta, trompa, fagot y clarinete, serenatas, misas y obras sacras, 17 sonatas, quintetos, cuartetos, etc.

Su música religiosa

Tras abandonar Salzburgo, su ciudad natal, donde había trabajado al servicio del obispo, Mozart compuso solamente dos obras mayores para textos litúrgicos: la Misa en do menor y el Réquiem. Resulta simbólico que no terminara ninguna de las dos. Mozart sólo terminó el Introitus, el Kyrie y el Dies Irae, y dejó parte de la instrumentación de otras secciones. También anotó indicaciones para su alumno Süssmayr. Su discípulo tuvo que completar todo lo que faltaba de la instrumentación y componer el Sanctus entero.

Mozart, figura importante del Clasicismo europeo, marcó un hito en la historia de la música. Destacó en todos los campos musicales y se le puede atribuir la creación de la ópera nacional alemana a partir de pequeñas piezas en lengua vernácula llamadas Singspiele.

La sonata clásica

El rasgo más característico de la música clásica es, sin duda, la expansión de la sonata, que aparece en el primer allegro de sinfonías, conciertos, sonatas y en todas las piezas de la música de cámara. Aparte de la exposición de dos temas opuestos, la sonata se constituye, sobre todo, en un movimiento de tensión que se opera a partir del paso de la tónica al tono de la dominante; esta tensión se amplía a través del desarrollo y se resuelve en la vuelta al tono inicial, que queda reafirmado en el momento de la reexposición (ABA).

La orquesta clásica

A partir de 1750, la orquesta adquirió la composición actual, aunque algo más reducida. Gracias a Stamitz en Mannheim, se incorporaron definitivamente los clarinetes y las trompas. Así, la cuerda se dividió en cinco partes: violines (primeros y segundos), violas, violonchelos y contrabajos. En cuanto a los instrumentos de viento madera, la estructura presenta más variaciones; el esquema más utilizado era el de dos flautas, dos oboes y dos fagotes, y un poco más tarde, dos clarinetes. A finales de siglo, se añadieron los tambores, el flautín y el contrafagot. Los instrumentos de metal eran, generalmente, dos trompas y, ocasionalmente, trompetas. A ello cabría añadir los dos timbales.

Concierto clásico

El concierto clásico para solista vino a reemplazar, a mediados del siglo XVIII, al concerto grosso, en el que se daba la alternancia de un grupo de solistas con el grupo orquestal. Los solistas más frecuentes del concierto clásico son el violín y el piano, aunque, en general, pueden ser todos los instrumentos, especialmente los de viento, como sucede en Haydn y Mozart. El esquema formal viene a ser el mismo de la sonata clásica, con la diferencia de que, en vez de cuatro movimientos, hay tres (allegro, lento, rápido). En el primer movimiento se utiliza también el tipo allegro de sonata. Es característica del concierto una cadencia o largo reposo, colocada hacia el final del primer movimiento, en donde el solista, sin acompañamiento y muy libremente, resume virtuosísticamente el material temático precedente. Dicha cadencia solía ser improvisada, pero Beethoven, ante abusos de mal gusto, decidió escribirla, medida que también tomaron los músicos posteriores.

La reforma de la ópera seria: Gluck

Hubo un intento por parte de algunos compositores de reformar la ópera seria desde dentro, es decir, de acabar con las exageraciones a las que habían llegado las arias da capo de la ópera heredada del Barroco. Fue Christoph Willibald Gluck quien, de forma paralela a las insuperables creaciones de Mozart, llevó a cabo dicha tarea. La reforma se fundamentó en las siguientes bases:

  • El libreto tenía que ser muy cuidado y la palabra debía ser exaltada por el canto, y no al revés.
  • Se suprimieron todos los adornos vocales y el aria da capo.
  • Los recitativos se integraron dentro del drama.
  • Importaba la verdad dramática, a la cual se supeditaban las pretensiones de los cantantes.
  • Se concedió gran importancia al coro, que recobró el protagonismo.
  • Se eliminaron todas las arias superfluas.
  • La orquesta adquirió gran importancia, pues acompañaba todos los fragmentos.

Todos estos rasgos caracterizaron las obras de Gluck a partir de Orfeo y Eurídice, la primera ópera reformada.

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