César y la Derrota de los Helvecios: Tácticas Militares en la Galia
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Texto 24: Disposición Táctica de César
Después que dirigió su atención a esto, César hizo subir a sus tropas a una colina cercana y envió a la caballería para contener el ataque de los enemigos. Entretanto, él mismo, en medio de la cima, dispuso una triple línea de batalla de cuatro legiones veteranas; así mismo, más arriba, en la cima más elevada, ordenó colocar las dos legiones que había alistado muy recientemente en la Galia Citerior y que todas las tropas auxiliares fueran dispuestas. Ordenó que todo el monte fuera llenado de hombres. Entretanto, ordenó que los bagajes de los soldados fueran llevados a un único lugar y que este fuera protegido por aquellos que se habían dispuesto en el campo de batalla superior.
Los Helvecios, marchando detrás con todos sus carros, reunieron todos los bagajes en un solo lugar. Ellos mismos, en un campo de batalla muy apretado, rechazaron a nuestra caballería; luego, dispuesta la falange, avanzaron bajo nuestra primera línea de batalla.
Texto 25: El Combate contra los Helvecios
César, animando a los suyos, entabló combate. Los soldados, arrojando las lanzas desde un lugar superior, rompieron fácilmente la falange de los enemigos. Dispersada esta, desenvainaron las espadas e hicieron el ataque contra ellos. Finalmente, cansados por las heridas, empezaron a retroceder y a refugiarse en un monte que distaba alrededor de mil pasos.
Tomado el monte y acercándose los nuestros, los Boyos y los Tulingos (que con alrededor de 15000 hombres cerraban la retaguardia de los enemigos y servían de protección a los últimos), atacaron a los nuestros sobre la marcha por el flanco descubierto y los rodearon. Y los Helvecios, quienes se habían retirado al monte, después de observar esto, empezaron a presionar de nuevo y a renovar el combate. Los romanos cambiaron las enseñas y atacaron en dos frentes: la primera y la segunda línea de batalla, para oponerse a los vencidos y rechazados; la tercera, para recibir a los que llegaban.
Texto 28: Rendición y Reasentamiento
Cuando César descubrió esto, ordenó que los buscaran y los hicieran volver. A los que habían vuelto [tras huir], los tuvo en el número de enemigos. A todos los restantes, que entregaron los rehenes, las armas y los fugitivos, los recibió para la rendición.
Ordenó que los Helvecios, los Tulingos y los Latobrigos regresaran a los territorios de donde habían salido. Ordenó que ellos mismos restablecieran las ciudades y aldeas que habían incendiado. Hizo esto principalmente por esta razón: porque no quería que el territorio del que habían salido los Helvecios quedara vacío, no fuera que, a causa de la fertilidad de los campos, los Germanos, que habitan al otro lado del Rín, pasaran de sus territorios a los de los Helvecios y se hicieran vecinos de la Provincia de la Galia y de los Alóbroges.
Pidiéndolo los Eduos, permitió que colocaran a los Boyos en sus territorios, ya que [los Boyos] habían sido conocidos por su destacado valor; a los cuales [los Eduos] les entregaron campos y a los que después aceptaron en igual condición de derecho y libertad que ellos mismos.