Se casan Bayardo San Román, rico y recién llegado, y Ángela Vicario. Tras celebrar su boda, los recién casados se retiran a su nueva casa, después de lo cual Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Cuando lo descubre, devuelve a Ángela Vicario a

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3. ANÁLISIS DE CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
3.1. INTRODUCCIÓN:
Crónica de una muerte anunciada (1981) es una novela corta de García Márquez en la que se parte de un suceso inicial que inspira la novela: el 22 de Enero de 1951 se casaban dos jóvenes en el pueblo de Sucre. En su primera noche de bodas el esposo descubre que su mujer no es virgen y, en la madrugada del día siguiente, el burlado marido lleva a su esposa a casa de su suegra y le devuelve a su hija. A las pocas horas del hecho, el hermano de la esposa repudiada, da muerte a un joven, al parecer causante de la deshonra de su hermana. La prensa de Sucre dio noticia puntual del suceso.
Pese a los cambios que G. Márquez lleva a cabo sobre los datos reales, estos tienen una notable presencia en la novela. Muchos de esos datos están relacionados directamente con él, con su entorno familiar, con un espacio biográfico de su adolescencia en el que fue muy feliz y con algunos amigos familiares.
La realidad se abre paso entre la ficción en referencias a: la que entonces era su novia, Mercedes Barcha; a la figura de su madre (con una onomástica, Santiaga, que ella siempre ocultaba y que una "travesura" de hijo sacó a la luz), retratada con fidelidad; Cristo Bedoya, responde a la figura real de su amigo Cristóbal, estudiante de medicina por aquel entonces e íntimo amigo de la víctima, que figura como Santiago Nasar; sin disfraz aparece el cura de la parroquia, Carmen Amador, que tuvo que hacer la autopsia al cádaver. Tal era el grado de cercanía del escritor y su familia con los protagonistas de lo acaecido que su madre le pidió que no escribiese nada de todo ello hasta que los implicados hubiesen muerto.
3.2. EL TÉRMINO "CRÓNICA"
En la actualidad, el término crónica hace referencia a uno de los géneros periodísticos. G. Márquez escribíó crónicas, artículos, editoriales y reportajes de todo tipo en numerosos periódicos. Su Crónica no se ajusta a las normas exigidas para la crónica periodística: hay una base histórica, real, de los hechos de la Crónica, pero su tratamiento no se atiene en modo alguno a los cánones periodísticos, sino que es fruto de la libre imaginación y la creatividad del escritor, aunque algunas de las "páginas en esta obra conserven un aire de descripción periodística.
La Crónica de G. Márquez es un texto en el que convergen el periodista y el novelista y se funden la narración objetiva y la fabulación narrativa que cambia imaginativamente el acontecer, lo desmesura en continuas hipérboles. La precisión de las coordenadas espacio-temporales, la base real del suceso y sus protagonistas, de las entrevistas con los testigos, de los viajes del autor-
narrador al lugar del suceso corresponden al cronista de prensa. Las técnicas de estructuración de la fábula narrativa, mutaciones de los nombres y fabulación que convierte el resultado de la Crónica en algo diferente al reflejo fiel de lo estrictamente sucedido, son responsabilidad del novelista.
3.3.ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES (Selectividad)
No se puede decir que Crónica sea una novela de personajes memorables. El escritor, a partir de la condición de crónica de su obra y de la constante movilidad del narrador-cronista, ha preferido operar mucho más en EXTENSIÓN que en PROFUNDIDAD. Así, el abultado número de personajes contrasta con su condición de siluetas casi fantasmales, de borrosas criaturas. Lo que sabemos de ellos es, a veces, lo que hacen. En otros casos, lo que el omnipresente narrador les deja decir.
En cuanto a la onomástica, parte de los personajes responden con precisión a la de familiares de García Márquez; en otros casos, la mayoría, está alterada y los textos del Nuevo Testamento parecen haber sido fuente a la que el escritor ha acudido.
La caracterización responde a la técnica de la visión indirecta a través de una voz interpuesta (la del narrador o la de otros personajes). Estamos, pues, ante el empleo generalizado de la heterocaracterización. Ejemplo:
La madre del narrador poco puede decir de Bayardo. Duplica su casi nula información con otras generalizadoras opiniones: "Ha venido un hombre muy raro [...]. El hombre raro se llama Bayardo San ROMán y "todo el mundo" dice que es encantador".
Más extensa es la descripción del narrador, cuya estrategia consiste casi siempre en combinar la visión estática de los rasgos físicos con la captación dinámica, en acción o movimiento: "Llegó en el buque semanal con unas alforjas guarnecidas de plata que hacían juego con las hebillas de las correas
En todos los casos, además de la fundamental presentación por parte del narrador, se despliega un abanico de puntos de vista que tiende a la valoración contrastada en un enfoque multiperspectivistico. Sirva como ejemplo la plural valoración de que es objeto Santiago Nasar:
- "Fue el hombre de mi vida" (Plácida Linero). - "No ha vuelto a nacer otro hombre como ese" (Divina Flor). - "Era idéntico a su padre [...]. Un mierda" (Victoria Guzmán).
Santiago Nasar: Joven de veintiún años que abandona los estudios cuando su padre fallece y tiene que hacerse cargo de la hacienda ("El Divino Rostro") que su padre le dejó en herencia. Es soñador, descendiente de árabes, era considerado apuesto y con un porvenir brillante. Vive en la casa con Plácida Linero (su madre), con Victoria Guzmán (la sirvienta) y con Divina Flor la hija de esta). Es el acusado de la ofensa a Angela Vicario. La acusación que la ofendida reitera es el único testimonio de su culpabilidad. Si su función de ofensor queda en la incertidumbre, no ocurre así con su definitivo papel de víctima de una venganza de honor.

Ángela Vicario: es la figura clave en el conflicto que lleva a la muerte de Santiago Nasar. De humilde condición, Angela se ve obligada a un matrimonio de conveniencia que favorecerá a su familia. Ante su deslumbrante pretendiente muestra inicialmente recelo y rechazo. Estamos ante uno de esos personajes de G. Márquez a los que el autor dota de un oculto interior, de una inesperada capacidad de mutación que puede explicar su paso de pueblerina asombrada de que un rico y apuesto joven se fije en ella, a "garza guerrera" que libra el combate amoroso y enciende su pasión hasta el límite.
Bayardo San ROMán: va describiendo una línea de ascenso-ocaso. A la prepotencia que manifiesta en su relación con Ángela, y que le viene acaso de su fortuna y de ser hijo de general, sucede el declive al verse burlado, engañado por Ángela. No logrará vencer la vergüenza del ultraje y su' gesto es la huida, la búsqueda de la soledad y el olvido. Se manifiesta como un "pobre hombre", en expresión de su abandonada esposa. Pero, como esta,
guarda en su interior esa desbordante pasión con la que G. Márquez suele dotar a algunos de sus personajes. Y esa pasión es la que le lleva a regresar con ella con un simple "aquí estoy".
Los hermanos Vicario: se mueven en función de la ofensa que salpica a toda la familia y que, como hombres, se ven obligados por el código del honor a vengar. Sus bravuconadas machistas, la parafernalia de los cuchillos y su decisión en el momento de matar a Santiago Nasar contrasta con la publicidad que dan al cumplimiento de su obligación, la borrachera y las vueltas e indecisiones por las que atraviesan. La carga que pesa sobre ellos los convierte en fantoches, en autómatas dirigidos a una meta única, en definitivos asesinos a su pesar.
Un segundo nivel de personajes es el de los testigos que adquieren voz a través del narrador. Su función es la de coadyuvantes de la información en cuanto testigos y partícipes secundarios de los hechos; de unos hechos que unos no saben y otros no quieren modificar. En conjunto, son exponentes de un tercer nivel de personajes, el personaje-grupo, anónimo que es el pueblo. Su mezquindad se manifiesta en la serie de autoexculpaciones con las que tratan de justificarse. El conjunto del pueblo recuerda al clásico coro griego, que proclaman las santas leyes de la moralidad y la conducta. Ante el sacrificio del héroe se lamentan horrorizados, pero el destino se ha de cumplir implacable.
3.4. LA TÉCNICA DEL Realismo MÁGICO EN CRÓNICA (selectividad)
El Realismo mágico presenta ciertas carácterísticas que lo definen, siendo la principal la fusión que existe entre lo real y lo maravilloso. En Crónica esto en sentido estricto no se produce, quizás por tratarse justamente de una "crónica" (relato de hechos que sucedieron, por lo tanto insertar algo maravilloso restaría veracidad a lo narrado); ahora bien, el lector es puesto en una situación donde duda entre la realidad y la ficción. Otra carácterística que lo define es la DESMESURA, el exceso en todos los órdenes (las relaciones y conductas humanas se vuelven desmedidas o anormales). Es en este aspecto en donde se percibe la presencia del Realismo mágico.
Crónica de una muerte anunciada presenta una DESMESURA, lo hipérbolico es un vehículo de lo fantástico ("las balas de la mágnum, podrían partir un caballo por la cintura"), hecho que podría llegar a ser considerado como uno de los factores determinantes de la novela. En el texto subyacen símbolos, metáforas, detalles que nos llevan hacia un mundo extraño para el lector en el que lo irreal se toma como cotidiano. Tal es el extremo que ni un solo integrante del pueblo se digna en avisar a Santiago Nasar de que lo buscan para matarlo. La desmesura también se ve presente en la forma en que lo asesinan ("Desesperado, Pablo Vicario le dio un tajo horizontal en el vientre, y los intestinos completos afloraron con una explosión"), La manera violenta y grotesca con la que se consuma el crimen es una pura y bruta exageración, recalcando así los sentimientos de venganza y la necesidad de recuperar el honor perdido. Tal obsesión puede verse como una desmesura en los sentimientos, elemento que también observamos en el personaje de Ángela, especialmente en su desesperación por recuperar a Bayardo, su locura e insaciable pasión. También en Bayardo, muestra con ostentación sus sentimientos en algunas de sus reacciones y actitudes a lo largo de la novela. Por ejemplo, cuando compra todas las rifas o cuando devuelve a la novia y se sumerge en una borrachera extrema. Hay muchos más ejemplos de desmesura en la obra, tales como la carta que dejan por debajo de la puerta para avisar del asesinato no es vista por nadie hasta muy tarde, las proporciones de la boda de Ángela y Bayardo, y el persistente olor a Santiago.
Otro elemento que configura una determinada visión de la realidad, que determina el vivir y el morir es la SUPERSTICIÓN que está inserta en la estructura mental y las creencias profundas de muchos personajes. Lo sobrenatural y transreal es vivo y actuante en ellos. Veamos algunos ejemplos: Plácida Linero interpreta los sueños, aunque malinterprete el de su hijo; Luisa Santiaga posee telepatía y artes de adivinación (sabe las noticias del mundo sin salir de casa), el coronel Aponte está un poco trastornado por la práctica solitaria del espiritismo, etc. En síntesis, estamos ante una visión del mundo en la que tiene una abultada manifestación la creencia "en lo onírico, lo invisible, lo telepático, lo supranatural, el más allá. Tal visión es una de las manifestaciones de lo fantástico.
3.5. EL NARRADOR
Entre los elementos que conforman la obra el narrador es uno de los de mayor riqueza y complejidad. Es la contrafigura del propio escritor. Es un movedizo eje que ha de ir reconstruyendo partes para él medio olvidadas o desconocidas de la historia. Por eso su voz abre paso a otras por las que surge la amplia polifonía de la narración. Ello le viene obligado por su papel de cronista que ha de reconstruir un caso que consta, incompleto, en el sumario. Un caso del que, en parte, él ha sido testigo además de partícipe secundario en algunos hechos que están borrosos en su memoria.
El narrador es un habitante del pueblo. En la reconstrucción de lo sucedido a través de su crónica se sitúa en diferentes niveles de temporalidad, algunos tan amplios (veintisiete años) que le permiten conocer no solo el pasado, sino el futuro de ese mismo pasado. Aunque es, en determinados momentos, parte de la narración, con frecuencia se sitúa fuera de ella pues lo sucedido ha tenido lugar en un pasado lejano. Tal pasado lejano suele ser evocado por el narrador, mientras que el pasado más inmediato lo es a través de documentos y testigos, que crean una sensación de verosimilitud en cuanto a las circunstancias de la tragedia, pero no logran despejar fundamentales incógnitas y ambigüedades.
Cuando se sitúa fuera de la narración y el discurso se manifiesta por el cauce del diálogo, el narrador se mantiene en una posición objetiva, manifestando solo su presencia en acotaciones que van ordenando el fluir dialogado. Ej.: "Digamos cinco mil pesos"- DIJO-.
Cuando se sirve de lo que sabe o recuerda de la historia se distancia de ella a través del uso de la 3a persona narrativa y adopta un enfoque omnisciente carácterístico de la narración retórica.
En otros casos, la doble condición de personaje y narrador le lleva al empleo de la forma autobiográfica de contar a través de la narración subjetiva, expresada en la persona. Y más como simple testigo que como protagonista se manifiesta en otras ocasiones en un discurso que combina el "yo plural" con la distanciación de la 3a persona.
3.6.EL PERSPECTIVISMO COMO TÉCNICA NARRATIVA EN CRÓNICA (selectividad)
Entre los elementos que conforman la obra el narrador es uno de los de mayor riqueza y complejidad. Es la contrafigura del propio escritor. Es un movedizo eje que ha de ir reconstruyendo partes para él medio olvidadas o desconocidas de la historia. Por eso su voz abre paso a otras por las -que surge la amplia polifonía de la narración. Ello le viene obligado por su papel de cronista que ha de reconstruir un caso que consta, incompleto, en el sumario. Un caso del que, en parte, él ha sido testigo además de partícipe secundario en algunos hechos que están borrosos en su memoria.
El continuado entrecruzamiento de los puntos de vista del narrador —ya como narrador, ya como personaje secundario, ya como informador/cronista, de los testigos, de los protagonistas, de las fuentes escritas, otorgan a la Crónica la clara condición de novela perspectivistica (multiperspectivística). El modelo perspectivístico implica la presencia de un lector activo que acople o ensamble lo desmontado o disperso.
La superposición de valoraciones desde diferentes voces incide sobre hechos, comportamientos y personajes. Ej.: sobre el fundamental día en que Santiago Nasar muere, este dice "era un día muy hermoso", otros que "era un tiempo fúnebre", para otros "era un día lluvioso"; sobre Bayardo San ROMán, Luisa Santiaga sospecha que "es un hombre raro", Magdalena Oliver dice "parecía maricón", pero también dice "que estaba para comérselo vivo", para el narrador es "un hombre muy atractivo, serio, pero sobre todo un hombre muy triste". Pero el punto de vista del narrador es el dominante, y lo es especialmente en el recuento de la historia de los protagonistas (Santiago Nasar, Ángela Vicario, Bayardo San ROMán) y la descripción de su origen y entorno familiar. Pero el mismo narrador, en estilo indirecto —y en
función de su labor de cronista- recoge perspectivas de testigos, protagonistas y personajes secundarios, alternándolas con el uso del estilo directo. Y su objetividad le lleva al manejo de fuentes textuales fidedignas (cartas, informes), así como a cotejar las variaciones de perspectivas de un mismo personaje en diferentes momentos (ej: Victoria Guzmán: no avisa a Santiago Nasar porque ni ella ni su hija sabían que lo iban a matar, pero en el curso de los años reconocíó que "ambas lo sabían cuando entró en la cocina a tomar café").
Hay algunas secuencias en las que el narrador se retira para dar paso al diálogo de los personajes, pero aún en estos casos está presente, situado detrás de los personajes, manifestado en acotaciones que unas veces ordenan simplemente el curso del diálogo y otras lo completan con alguna referencia. Ej.:
"lo siento Bayardo —dice el viudo- pero ustedes los jóvenes no entienden los motivos del corazón"
Bayardo San ROMán no hizo una pausa para pensar -Digamos cinco mil pesos —dijo. -Juega limpio —le replicó el viudo con la dignidad alerta-. Esa casa no vale tanto 3.7. EL TEMA DEL HONOR (selectividad)
El gran tema, determinante de la atmósfera de la novela, es el de la VIOLENCIA; es una violencia que está inserta, de forma mecánica, en el cruel y por lo demás trasnochado código del honor que rige la moral colectiva de un pueblo. El honor es otro tema importante de la obra. El honor de la familia Vicario que ha sido mancillado y debe ser limpiado es el motor de la trama, lo que lleva a los hermanos Vicario a asesinar a Santiago Nasar al descubrir que este ha mantenido relaciones con su hermana.
Los individuos, como institución que es, no lo discuten y, en consecuencia, la violencia que ejercen les viene obligada si no quieren caer en el deshonor. El origen de tal precepto, los textos bíblicos, le da además una impregnación religiosa, lógicamente respetada en un pueblo milagrero y crédulo que acude entusiasta a ver cómo llega el obispo. El honor es un sentimiento sublime, de ahí que Luisa Santiaga asegure que "la honra es el amor" y su defensa con sangre se justifica ante la divinidad, por lo que los criminales son inocentes "tal vez ante Dios" en palabras de Carmen Amador, el cura. Por otra parte, en la obra se pone de manifiesto que la venganza restauradora del honor es acuciante para los ofendidos, pues "el honor no espera", aunque ellos no querían hacerlo ("hicieron más de lo imaginable para que alguien les impidiera matarlo") y Bayardo San ROMán se ve en la obligación de salvar su honor devolviendo a su mujer a su familia.
En definitiva, igual que sucedía en la comedia española del Siglo de Oro (o en el teatro de García Lorca —La casa de Bernarda Alba, por ejemplo- el desencadenante de la acción de la novela es un oscuro asunto de honra. El pueblo como colectividad acepta sin titubear el bárbaro código del honor que puso'tan desastroso fin a la vida de Santiago Nasar. Los abogados sustentan "la tesis del homicidio en legítima defensa del honor" y los tribunales tienden a aceptar esa tesis. Todo el mundo acepta ese código: los hombres, porque es condición de ser hombre; las mujeres, porque no quieren maridos que no sean hombres cabales. Es más, las mujeres pueden quejarse si los hombres no intentan dar el paso que puede invocar el código.

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