Características y Evolución de la Generación del 27 en la Literatura Española
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La Generación del 27
1. Concepto: Reciben este nombre un conjunto de autores que escriben en torno al año 1927, siguiendo orientaciones estéticas similares y que se conocen en la conmemoración del tercer centenario de la muerte de Góngora, celebrado en dicho año. Es la primera de las generaciones literarias más importantes de la historia de la literatura española, sobre todo la generación de poetas, pues con excepción de Federico García Lorca, que cultivó el teatro con gran brillantez, lo mejor de la obra del resto está en su poesía.
2. Características:
1ª Tradición y Vanguardismo: Saben combinar lo tradicional y lo vanguardista. Aunque desean encontrar nuevas fórmulas poéticas, no rompen con nuestras tradiciones y sienten admiración por el lenguaje poético de Góngora, por nuestros autores clásicos y por las formas populares del romancero (romances y canciones populares). A la par que lo tradicional, las corrientes de vanguardia, sobre todo el surrealismo, ejercen gran influencia en el grupo del 27. Los escritores surrealistas exploran el mundo de lo inconsciente y pretenden alcanzar la belleza absoluta, que está por encima de la realidad. En conclusión, intentan la renovación estética de nuestra poesía, tomando las innovaciones que aportan las vanguardias, aunque sin olvidar la importancia de la tradición literaria española.
2ª Temática: Sienten especial interés, por un lado, por los grandes asuntos del hombre, como el amor, la muerte, el destino, el compromiso..., incluso la religión y los temas cargados de raíces populares (el folklore), y por otro, utilizan temas vanguardistas, relacionados con la técnica, lo moderno y lo intelectualizado, como la ciudad, los nuevos inventos, etc. - El tema amoroso aparece cargado de intensidad, de sentimiento, en la línea de la poesía tradicional, pero desnudo, “intelectualizado”, con innovaciones surrealistas: el amor es la fuerza que da sentido a la existencia o que permite la búsqueda de la esencia de las cosas (”La voz a ti debida” de Salinas), pero es un proceso doloroso que puede llevar a la frustración o la aniquilación (”La destrucción o el amor” de Aleixandre). - Las preocupaciones existenciales suelen expresarse por dos cauces: como lucha del individuo y la realidad que provoca las grandes interrogantes acerca de la condición humana, los deseos inalcanzables, la angustia existencial, etc. (”La realidad y el deseo” de Cernuda) o como lucha entre el individuo y su destino trágico que lo condena a la muerte (”Romancero gitano” de Lorca). - La ciudad es otro de los grandes temas del 27, a través de la cual se da cabida a los elementos de la vida moderna. Inicialmente, hay una visión positiva de la urbe, pero paulatinamente esta visión se va cargando de elementos negativos, como aparece en Poeta en Nueva York, de Lorca, o en el poema Civitas Dei, de Salinas. En cualquier caso, esta presencia de la ciudad se relaciona con el carácter cosmopolita del 27. - Las preocupaciones sociales: El acento social y político se introduce en la poesía a partir de 1930, el compromiso ha de entenderse desde una vía social y política, ya que ese año supuso el final de una época y el inicio de otra. En efecto, los acontecimientos en torno a la República hacen que los poetas del 27, en mayor medida que otros, den cabida a la realidad externa en sus poemas con temas como la injusticia, la marginación, la miseria, etc. (”Sermones y moradas” de Alberti).
3ª Intención Estética: No existe un único estilo; eso sí, en todos se ve el deseo de renovar el lenguaje poético y a veces coinciden en su trayectoria, aunque cada uno mantiene un estilo muy personal. Para todos, la poesía es algo muy serio, que hay que trabajar bien, buscando siempre la perfección formal y conceptual. Por eso, Góngora es el modelo común. Intentan encontrar la belleza a través de la imagen. Se preocupan fundamentalmente de la expresión lingüística y buscan un lenguaje cargado de lirismo. Pretenden eliminar del poema lo que no sea belleza y, así, alcanzar la poesía pura. Quieren representar la realidad sin describirla; eliminando todo aquello que no sea poesía. La metáfora se convierte en el recurso literario más importante. Se trata de una figura muy adecuada para expresar los contenidos surrealistas. Por último, en sus poemas, cuidan y renuevan la forma a través de la utilización de léxico culto, palabras coloquiales, términos alejados hasta entonces de la poesía, etc.
4ª Versificación: Utilizan estrofas tradicionales (romance, copla...) y clásicas (soneto, terceto...), pero también utilizan recursos de las vanguardias: métrica y rima irregulares (el verso libre, versos blancos y versículos) y buscan el ritmo en la repetición de palabras, esquemas sintácticos o paralelismo de ideas. En cualquier caso, la libertad métrica es uno de los rasgos característicos de este grupo.
Etapas en la Evolución
Primera Etapa: Hasta 1927, Aproximadamente
La Generación del 27 tiene una primera etapa anterior a 1927 en la que casi todos sus miembros discurren por caminos paralelos. A principios de esta etapa se dejan sentir los tonos becquerianos, junto a algunos resabios modernistas. Pronto aparecen las primeras vanguardias: el ultraísmo y el creacionismo con Gerardo Diego, Manual de espumas, el futurismo en Cal y canto de Alberti. A la vez y, por influjo de Juan Ramón, se orientan hacia la "poesía pura": "La poesía pura es todo lo que permanece en el poema después de haber eliminado de él todo lo que no es poesía" (Guillén). Se depura el poema de todo lo anecdótico, de toda emoción que no sea puramente artística. El gran instrumento de este arte “puro” es la metáfora, con audacias deslumbrantes que han aprendido de Ramón Gómez de la Serna y de otros vanguardistas. Por todo ello se les acusa de “herméticos”, de “fríos”, de “deshumanizados”. Salinas y Guillén se inclinan hacia la poesía pura, depurada de todo aquello que no sea emoción lírica en Seguro azar del primero o Cántico del segundo. En esto, sintonizan con Ortega y La deshumanización del arte (1925). También lo "humano" les influye, sobre todo a través de la lírica popular: poesía neopopular de Alberti con Marinero en tierra, y Lorca con El romancero gitano, entre otros, o bien la poesía de raíz clásica inspirada en Garcilaso, Lope o Góngora, como Gerardo Diego con Versos humanos. Todo ello desemboca en el fervor por Góngora.
Segunda Etapa: De 1927 a la Guerra Civil
Los poetas, ya en su plena madurez, comienzan a sentirse un tanto cansados de las aventuras formalistas. Se inicia así el proceso de “rehumanización” de su lírica (más notorio en algunos autores, pero presente en todos). Se produce la irrupción del surrealismo, que señalaba asimismo una dirección diametralmente opuesta a la poesía “pura”. Pasan a primer término los eternos sentimientos del hombre: el amor, la ansia de plenitud y las frustraciones, la inquietud ante los problemas existenciales, etc. Destaca Lorca en Poeta en Nueva York, Cernuda: Donde habite el olvido, Alberti: Sobre los ángeles y Aleixandre: Espadas como labios. El manifiesto de Neruda: Por la poesía sin pureza, publicado en 1935 en Caballo verde para la poesía, da buena idea de la necesidad de comprometerse con la realidad, inmersa en las circunstancias humanas y sociales más concretas, y acabar con la poesía pura. Alberti, El poeta en la calle, Cernuda o Prados adoptan una concreta militancia revolucionaria. Y de forma más o menos activa, todos los demás se mostrarían partidarios de la República, al estallar la guerra.
Tercera Etapa: Después de la Guerra
Acaba la guerra civil, Lorca ha muerto en 1936 y el resto del grupo se dispersa. La trayectoria de estos poetas es muy diferente:
a) En el exilio aparece el tema de la patria perdida. Alberti, Guillén, Cernuda y Salinas están en el exilio, los dos últimos morirán allí. Continúan escribiendo una poesía alejada del entusiasmo de sus primeras obras. Para Guillén ha llegado la hora de Clamor, obra en la que se aleja de la poesía pura; Salinas espera volver algún día en El confiado, Alberti tiñe de melancolía Baladas y canciones del Paraná y a Cernuda le obsesiona el final en Con las horas contadas o Desesperación de la quimera.
b) En España quedan solo Gerardo Diego, D. Alonso y V. Aleixandre. Dámaso Alonso, que antes de la guerra había cultivado la poesía solo de manera tangencial, publica en 1944 Hijos de la ira, que, junto con Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre, constituyen un punto de inflexión en la poesía de posguerra y tendrán una influencia decisiva en los poetas de las generaciones siguientes, al cultivar una poesía angustiada y existencial.
En conclusión, evolucionan desde el punto de vista temático. Al principio, la preocupación principal era la forma del poema, el arte por el arte, pero poco a poco (bajo la influencia del surrealismo) los autores del 27 desarrollan una poesía humanizada, más preocupada por el dolor, la alegría o los recuerdos. La guerra civil acentúa esta visión humanizada de la poesía, hasta el punto de que muchos autores se decantan por los temas comprometidos. Observamos, por ejemplo, que un autor como Alberti, por ejemplo, pasará de la poesía popular de Marinero en tierra (1924) al compromiso más profundo en El poeta en la calle (1936).