Características y evolución de la arquitectura andalusí
Enviado por Chuletator online y clasificado en Arte y Humanidades
Escrito el en español con un tamaño de 3,26 KB
Características de la arquitectura
Las características de la arquitectura se desarrollaron más que la pintura y la escultura, pues estas se utilizaban para decorar los edificios. Sus características fueron las siguientes:
- Uso de materiales pobres, ladrillo y yeso. A veces emplean piedra mármol, reutilizados de edificios visigodos o romanos.
- Rica decoración. Para embellecer esos materiales, se recubrían con decoración abundante. Por prohibición islámica de representar personas, los motivos decorativos fueron geométricos, vegetales o caligráficos (textos del Corán).
- Arquitectura abovedada. Emplearon el arco de herradura y el arco polilobulado. Aunque los techos solían ser planos y recubiertos de madera, también construyeron cúpulas lujosamente decoradas.
- Interiores cuidados. Para crear espacios confortables usaron efectos de luz y sombra mediante celosías, y la utilización del agua como elemento decorativo en fuentes, cascadas, piscinas, etc.
Evolución de la arquitectura andalusí
En los tres primeros siglos de la historia de al-Ándalus, se diferencian dos periodos:
El califato
El principal edificio es la mezquita de Córdoba, iniciada por Abderramán I y luego ampliada por sus sucesores. También sobresale el palacio de Medina Azahara, mandado edificar en el siglo X por Abderramán III.
Los reinos de taifas
Se siguieron usando materiales pobres, pero los tipos de arcos alcanzaron una mayor variedad. Los reyes taifas hicieron construir palacios y fortalezas como el palacio de la Aljafería de Zaragoza, del siglo XI que destaca por su rica decoración, y la Alcazaba de Málaga, fortaleza defendida por una doble línea de murallas.
La formación de los reinos cristianos occidentales
La conquista musulmana de la Península no fue completa. En las áreas montañosas cantábricas y pirenaicas, grupos hispanovisigodos mantuvieron su independencia. Con el tiempo, estos núcleos cristianos se convirtieron en reinos y arrebataron territorios a al-Ándalus en un proceso llamado Reconquista.
El primer foco de resistencia cristiana surgió en Asturias. Allí, el noble visigodo Pelayo derrotó a los musulmanes en Covadonga (722), aunque fue una escaramuza se ha considerado tradicionalmente como el inicio de la Reconquista. Los sucesores de Pelayo consolidaron su dominio sobre la zona cantábrica. Alfonso I amplió el territorio astur aprovechando las luchas internas entre los musulmanes y realizó expediciones en el valle del Duero. Alfonso II estableció la corte en Oviedo, y extendió su dominio hacia Galicia y el norte de León y Castilla.
En el siglo IX el conde de Pamplona Íñigo Arista expulsó a los francos con la ayuda de la familia musulmana Banu Qasi. Sus sucesores se proclamaron reyes de Pamplona e incorporaron al reino el condado de Aragón. En el siglo X, la dinastía Íñiga fue sustituida por la dinastía Jimena, y el reino de Pamplona se extendió a los territorios de las actuales provincias de Álava y La Rioja. La máxima expansión del reino la logró Sancho III el Mayor (1000-1035), quien unificó los reinos de Pamplona, Aragón y Castilla. Al finalizar su reinado, dividió sus dominios entre sus hijos.