Camino a la Santidad: Vocación, Compromiso y Consagración en la Vida Cristiana
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La Santidad: Un Llamado Universal
La santidad consiste en cumplir la voluntad de Dios con alegría. Jesús nos pide entregarnos a Él por completo, en total pobreza, olvidándonos de nosotros mismos. La santidad es un llamado de Jesús a todos, en cualquier situación que se encuentren. Todos los fieles, cualquiera sea su estado y condición, están llamados por Dios, cada uno en su camino, a la perfección de la santidad.
Para que un cristiano sea beatificado y canonizado, la Iglesia requiere que se reconozcan dos milagros. Al comenzar el proceso de beatificación, es decir, al proclamar que ciertos fieles han vivido virtudes heroicas y han sido fieles a la gracia de Dios, la Iglesia reconoce el poder del Espíritu Santo en ellos y propone a los santos como modelos e intercesores. Los santos han sido siempre fuente de renovación en las circunstancias más difíciles de la historia de la Iglesia (1 Siervo de Dios, 2 Venerable, 3 Beato o Bienaventurado, 4 Santo).
El Laico: Testigo de Cristo en el Mundo
El laico es miembro de la Iglesia, fiel a Cristo, y está comprometido en la construcción del Reino en su dimensión temporal. Contribuye a edificar la Iglesia como comunidad de fe, de oración y de caridad fraterna a través de la catequesis, la vida sacramental y la ayuda a los hermanos. Sin embargo, es en el mundo donde el laico encuentra su campo específico de acción. Mediante el testimonio de su vida, su palabra y su oración concreta, tiene la responsabilidad de ordenar las realidades temporales para ponerlas al servicio de la instauración del Reino de Dios.
Los laicos participan en la misión sacerdotal de Cristo al ofrecer como sacrificio espiritual, sobre todo en la Eucaristía, su propia vida, con todas sus obras, oraciones e iniciativas apostólicas, la vida familiar y el trabajo diario, las molestias de la vida sobrellevadas con paciencia, así como los descansos físicos y consuelos espirituales. Participan en la misión profética al acoger cada vez mejor la Palabra de Cristo y anunciarla al mundo con el testimonio de su vida y de su palabra, mediante la evangelización y la catequesis. Participan en la misión regia de Cristo al recibir de Él el poder de vencer el pecado en sí mismos y en el mundo, por medio de la abnegación y la santidad de su propia vida.
Llamados a Ser Sal y Luz
Mateo, en su Evangelio, nos dice que somos sal y que, si nos volvemos desabridos, no servimos sino para ser arrojados. También debemos ser luz, brillar ante los hombres para que vean nuestras buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos.
El Papa Juan Pablo II se ofrece para acompañar a los jóvenes, ayudándolos a elegir con libertad y madurez el rumbo de su propia vida, con los auxilios necesarios para abrir el corazón y el alma a la trascendencia, haciéndoles descubrir la bondad infinita, la imagen de Dios que ha querido plasmar en cada hombre.
El Matrimonio: Sacramento y Camino de Santidad
Para el cristiano, el matrimonio no es una mera legitimación de la convivencia entre el hombre y la mujer, una especie de "permiso" para vivir juntos. Es mucho más: un sacramento, un signo e instrumento que comunica la gracia de Dios para la salvación. Por eso, el matrimonio es una realidad religiosa y debe conducir a una experiencia de Dios. Los cristianos que se casan asumen grandes responsabilidades. Deben ayudarse mutuamente, no solo en lo referente a los quehaceres de esta vida terrenal, sino también a progresar en la vida cristiana y a encaminarse hacia la vida eterna.
La Vida Consagrada: Un Camino de Entrega Radical
Su consagración radical a Dios y, por consiguiente, al servicio de los hombres se expresa y se realiza por los consejos evangélicos, asumidos mediante votos u otros vínculos sagrados. Los votos se basan en tres consejos de Jesús en el Evangelio, por eso se llaman consejos evangélicos:
Votos de la Vida Consagrada
1. Voto de pobreza: Los religiosos se comprometen a vivir sin propiedad personal. Viven esta situación sin poseer nada como propio, formando parte de una comunidad a la que pertenecen los bienes. De este modo, cada miembro vive desprendido de las cosas materiales, usándolas en la medida en que se necesitan para el trabajo por los demás.
2. Voto de castidad: Quien emite este voto no renuncia a la amistad, tampoco con personas del sexo opuesto. Una vida sin matrimonio no es una vida sin amar. Al contrario, el amor es el único motivo para elegir esta vida.
3. Voto de obediencia: Todo buen cristiano busca cumplir la voluntad de Dios. Al obedecer al superior, no se renuncia normalmente a la propia conciencia. Se trata de ver una comunidad de hermanos que se deja guiar por el Espíritu bajo la dirección del superior.
Carismas y Misiones en la Vida Consagrada
Las distintas familias religiosas, con carismas diferentes, cuidan a los enfermos, enseñan, acompañan a los más pobres, a los que están solos, presos, marginados, etc. Esta es la expresión pastoral de los consagrados y consagradas, esta es su misión específica. Viven para anunciar el Evangelio según su carisma.
Tipos de Consagración
Las congregaciones de vida apostólica: dedican su tiempo a la oración y a distintas obras apostólicas, como la atención de niños y enfermos, la catequesis, los medios de comunicación social, etc.
Las órdenes contemplativas: alejadas de las actividades del mundo, se consagran a Dios en el trabajo, el silencio y la oración, que, vividos en profundidad, adquieren una fuerza misionera extraordinaria, incluso en ámbitos seculares.
Ejemplos Bíblicos de Llamado y Consagración
Génesis: Dios le dijo a Abram que en adelante su nombre sería Abraham, para indicar que Dios lo instituía padre de una multitud de naciones. Recibió un nombre nuevo para tener una nueva misión.
Jeremías: Jeremías fue conocido y consagrado por Dios antes de estar en el vientre materno. Fue enviado como profeta de las naciones, aunque él se consideraba demasiado joven. Entonces, Yahvé le prometió que siempre lo cuidaría y que no sería derrotado. Nosotros somos elegidos y consagrados antes de estar en el vientre materno.
Isaías: Fue elegido y consagrado desde el seno materno. Yahvé lo nombró como Israel para ser su servidor y restaurar las tribus de Jacob, pero él respondió que había gastado sus fuerzas inútilmente.
Marcos: Jesús llama a Simón, Andrés, Santiago y Juan. Su proyecto de vida era ser pescadores, pero Él les propone ser pescadores de hombres, y ellos lo siguen.
Lucas: La Virgen fue llamada María, y Dios le encomendó, mediante el ángel Gabriel, que sería la madre de Jesús. Ella no lo podía creer porque no había tenido relaciones con ningún hombre.
Mateo: Un joven se resigna porque era muy rico y no quería dejarlo todo, mientras que otro opta por seguir a Dios y se despide de todo. La riqueza del joven rico significó que lo tenía todo en lo material, pero en lo espiritual no tenía nada, por lo que no consigue un lugar en el cielo. "Poner la mano en el arado y mirar atrás" significa hacer las cosas bien, pero seguir recordando y deseando lo anterior. Lo que Dios nos pide es que nos desprendamos de todo lo material para tener un lugar en lo espiritual, en el cielo.