La Caída de Troya: Resumen y Análisis del Libro 2 de la Eneida

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El Relato de Eneas

Con un silencio expectante, Eneas comenzó su dolorosa narración sobre la caída de Troya. Recordar la guerra, para cualquier guerrero de ambos bandos, era una tarea llena de tristeza y lágrimas.

El Caballo de Madera y la Traición de Sinón

Tras la muerte de Aquiles, Minerva inspiró a los griegos a construir un enorme caballo de madera, ocultando en su interior a un grupo de soldados. Abandonaron el caballo frente a las puertas de Troya y simularon su retirada navegando hacia la Isla Tenedos. Los troyanos, llenos de júbilo, salieron de la ciudad y se encontraron con el imponente caballo. Algunos querían llevarlo dentro de las murallas como trofeo, mientras que otros desconfiaban y preferían destruirlo. Laocoonte, un sacerdote troyano, advirtió al pueblo:

“¿Del enemigo pensáis que se ha ido? ¿O creéis que los dánaos pueden hacer regalos sin trampa? ¿Así conocemos a Ulises? O encerrados en esta madera ocultos están los aqueos, o contra nuestras murallas se ha levantado esta máquina para espiar nuestras casas y caer sobre la ciudad desde lo alto… Sea lo que sea, temo a los dánaos incluso ofreciendo presentes.” Libro 2, líneas 43-49

Laocoonte lanzó una lanza al caballo, y se escuchó un grito desde su interior, pero nadie le dio importancia. Un griego llamado Sinón, capturado por los troyanos, fingió ser un desertor y les contó una historia elaborada. Afirmó que había sido elegido como sacrificio por los griegos para apaciguar a Minerva, pero que había escapado. Explicó que el caballo era una ofrenda a la diosa y que su gran tamaño aseguraba que los troyanos no pudieran llevarlo dentro de sus muros. Si lo lograban, la fortuna de Troya superaría a la de Grecia. Mientras Sinón tejía su engaño, dos serpientes marinas emergieron del mar y devoraron a Laocoonte y a sus hijos. Los troyanos interpretaron esto como una señal divina y llevaron el caballo dentro de la ciudad.

La Caída de Troya

Al caer la noche, los troyanos celebraron y se durmieron, ignorando el peligro que se cernía sobre ellos. El ejército griego regresó de Tenedos, y Sinón liberó a los soldados ocultos en el caballo. Los griegos abrieron las puertas de la ciudad a sus compañeros y comenzaron la masacre. Eneas, despertado por el fantasma de Héctor, presenció el horror de la ciudad en llamas. A pesar de su deseo de luchar hasta la muerte, siguió el consejo de Héctor y huyó con su familia y algunos sobrevivientes.

La Muerte de Príamo y la Huida de Eneas

En medio del caos, Eneas presenció la muerte del rey Príamo a manos de Pirro. Su madre, Venus, se le apareció y le instó a huir, recordándole que los dioses habían abandonado Troya. Eneas cargó a su padre, Anquises, sobre sus hombros, tomó a su hijo Ascanio de la mano, y Creúsa los seguía de cerca. Durante la huida, Creúsa desapareció. Desesperado, Eneas regresó a la ciudad en su busca, pero solo encontró su fantasma. Creúsa le reveló que su destino era otro y que debía viajar a Italia. Con el corazón roto, Eneas abandonó Troya con su padre y su hijo, buscando un nuevo hogar.

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