En Busca de la Felicidad: Aristóteles y el Hedonismo

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La Tradición Aristotélica: La Felicidad como Fin Último

Aristóteles considera la felicidad como el fin último que nos proponemos por naturaleza, es decir, que de forma inevitable todos deseamos ser felices. La razón tiene que encauzar nuestros deseos y aspiraciones, realizar aquellos que nos conducen a la felicidad.

La Persona Prudente

La persona prudente es aquella que en cada situación en la que tiene que elegir tiene en cuenta lo que le conviene para el conjunto de su vida. Sopesa los bienes que puede conseguir y establece entre ellos una jerarquía, para obtener en su vida el mayor bien posible. La persona prudente se propone siempre fines buenos. El prudente usa sus "habilidades" para fines buenos, quien es prudente domina otras artes: aplicar los principios morales a los casos concretos. Saber aplicar las situaciones concretas con prudencia porque cada caso es distinto e irrepetible. Discernir qué deseos deben ser satisfechos (porque nos proporcionarán felicidad) y cuáles no. Y, en los que deben ser satisfechos, hasta dónde.

El Término Medio

Para elegir bien en cada circunstancia tenemos que apoyarnos en las virtudes. Según Aristóteles, la valentía es un término medio entre la temeridad y la cobardía. Obra con prudencia quien elige el término medio, porque en eso consiste la virtud. Pero no la media aritmética, sino el término medio que es oportuno para cada uno de nosotros.

Adquirir la Prudencia

Para ser prudente es necesario entrenarse:

  • Saber recordar: La prudencia se funda en la experiencia. Hace que mejore nuestra vida presente recordando las enseñanzas pasadas. La memoria es el arte de conservar los recuerdos que se pueden necesitar más tarde.
  • Instruirse: Aprendiendo cuáles son los medios más adecuados en cada caso. El prudente estudia y se informa.
  • Ser Circunspecto: Tener en cuenta el mayor número de circunstancias posibles a la hora de tomar una decisión. Agudizar la capacidad para prever el porvenir. Las personas decidimos en condiciones de incertidumbre.

Aprender a elegir bien

Pistas para elegir lo que queremos de verdad: las cualidades innatas se pueden desarrollar, elegir una profesión teniendo en cuenta nuestras capacidades, amigos, actividades de ocio, ideas políticas y la religión.

La Tradición Hedonista: El Placer como Meta

Esta tradición se asienta en tres puntos:

  1. Todos los seres vivos buscan el placer y huyen del dolor.
  2. La felicidad consiste en organizar de tal modo nuestra vida que logremos el máximo placer.
  3. La razón calculadora: razonamos de qué manera obtendremos más placer.

Hedonismo Individual y Social

El hedonismo epicúreo es individualista. Sin embargo, en la modernidad el hedonismo se convertirá en social y recibirá el nombre de utilitarismo. Éste considera que los seres humanos estamos dotados de unos sentimientos sociales: la simpatía es el más importante. El principio de la moral es entonces, la mayor felicidad (el mayor placer) para el mayor número posible de seres vivos. Esta concepción social tiene implicaciones muy importantes, especialmente en la noción de Estado del bienestar.

La Razón Calculadora

Según Epicuro, este distingue entre los placeres estables, que consisten en la armonía producida por ausencia de dolor en el cuerpo, y los placeres positivos como la alegría. Los primeros le parecen superiores.

Según Jeremy Bentham

Introduce una aritmética de los placeres, porque todos los placeres son iguales en cualidad, pero no en cantidad.

Según John Stuart Mill

Afirma que los placeres se diferencian por la cualidad, hay placeres superiores e inferiores.

Felicidad y Placer

El placer consiste en obtener una satisfacción sensible, mientras que la felicidad consiste en autorrealizarse, en llevar a cabo los propios proyectos de vida, cosa que a veces produce satisfacciones sensibles y a veces no.

Felicidad y Bienestar

El filósofo británico Bertrand Russell ha señalado:

  • El miedo al aburrimiento o tedio: recurrir a medios peligrosos (drogas, alcohol, violencia, etc.) con tal de no aburrirse, esto acaba en la desesperación.
  • Exceso de competitividad: producto de las indecisiones, preocupaciones y miedos.
  • Envidia: la persona envidiosa no disfruta de lo que tiene.
  • Sentimiento de culpabilidad: algunas personas tienen tendencia a pensar que son culpables.
  • Manía persecutoria: a veces sentimos que todos están en nuestra contra.
  • Miedo al qué dirán.

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