Biografía de Miguel de Cervantes: Vida, Obra y Legado

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Vida de Miguel de Cervantes

Infancia y Juventud

Se supone que Miguel de Cervantes nació en Alcalá de Henares.[1] El día exacto de su nacimiento es desconocido, aunque es probable que naciera el 29 de septiembre, fecha en que se celebra la fiesta del arcángel San Miguel, dada la tradición de recibir el nombre del santoral. Miguel de Cervantes fue bautizado en Alcalá de Henares (España) el 9 de octubre de 1547, en la parroquia de Santa María la Mayor.[2] En el acta del bautizo reza:

Domingo, nueve días del mes de octubre, año del Señor de mil e quinientos e quarenta e siete años, fue baptizado Miguel, hijo de Rodrigo Cervantes e su mujer doña Leonor. Baptizóle el reverendo señor Bartolomé Serrano, cura de Nuestra Señora. Testigos, Baltasar Vázquez, Sacristán, e yo, que le bapticé e firme de mi nombre. Bachiller Serrano.

Su padre, de ascendencia cordobesa y de antepasados gallegos, se llamaba Rodrigo de Cervantes y era cirujano, oficio más parecido al actual practicante que a nuestra idea de médico. Según Américo Castro, Daniel Eisenberg y otros cervantistas, Cervantes tiene ascendencia conversa por ambas líneas familiares. Por el contrario, Jean Canavaggio afirma que no está probado, y lo compara con los documentos que apoyan esta ascendencia, sin lugar a dudas para Mateo Alemán. Su madre fue Leonor de Cortinas, de la cual apenas se sabe nada, excepto que era natural de Arganda del Rey.[3] Sus hermanos fueron Andrés (1543), Andrea (1544), Luisa (1546), que llegó a ser priora de un convento carmelita; Rodrigo (1550), también soldado, que le acompañó en el cautiverio argelino; Magdalena (1554) y Juan, sólo conocido porque su padre lo menciona en el testamento.

Hacia 1551, Rodrigo de Cervantes se trasladó con su familia a Valladolid. Por deudas, estuvo preso varios meses y sus bienes fueron embargados. En 1556 se dirigió a Córdoba para recoger la herencia de Juan de Cervantes, abuelo del escritor, y huir de los acreedores. No existen datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser universitarios. Parece ser que pudo haber estudiado en Valladolid, Córdoba o Sevilla. También es posible que estudiara en la Compañía de Jesús, ya que en la novela El coloquio de los perros elabora una descripción de un colegio de jesuitas que parece una alusión a su vida estudiantil. En 1566 se establece en Madrid. Asiste al Estudio de la Villa, regentado por el catedrático de gramática Juan López de Hoyos, quien en 1569 publicó un libro sobre la enfermedad y muerte de la reina doña Isabel de Valois, la tercera esposa de Felipe II. López de Hoyos incluye en ese libro tres poesías de Cervantes, "nuestro caro y amado discípulo". Esas son sus primeras manifestaciones literarias. En estos años Cervantes se aficionó al teatro viendo las representaciones de Lope de Rueda y, según declara en la segunda parte de Don Quijote, al parecer por boca del personaje principal, "se le iban los ojos tras la farándula".

Viaje a Italia y la Batalla de Lepanto

La batalla de Lepanto.

Se ha conservado una providencia de Felipe II que data de 1569, donde manda prender a Miguel de Cervantes, acusado de herir en un duelo a un tal Antonio Sigura, maestro de obras. Si se tratara realmente de Cervantes, ése podría ser el motivo que le hizo pasar a Italia. Llegó a Roma en diciembre del mismo año. Allí leyó los poemas caballerescos de Ludovico Ariosto y los Diálogos de amor del judío sefardita León Hebreo (Yehuda Abrabanel), de inspiración neoplatónica, que influirán sobre su idea del amor. Cervantes se imbuye del estilo y del arte italianos, y guardará siempre un gratísimo recuerdo de aquellos estados, que aparece, por ejemplo, en El licenciado Vidriera, una de sus Novelas ejemplares, y se deja sentir en diversas alusiones de sus otras obras.

Entra al servicio de Giulio Acquaviva, que será cardenal en 1570, y a quien, probablemente, conoció en Madrid. Le siguió por Palermo, Milán, Florencia, Venecia, Parma y Ferrara. Pronto lo dejará para ocupar la plaza de soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Montcada. Embarcó en la galera Marquesa. El 7 de octubre de 1571 participó en la batalla de Lepanto, "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros", formando parte de la armada cristiana, dirigida por don Juan de Austria, "hijo del rayo de la guerra Carlos V, de felice memoria", y hermanastro del rey, y donde participaba uno de los más famosos marinos de la época, el Marqués de Santa Cruz, que residía en La Mancha, en Viso del Marqués. En una información legal elaborada ocho años más tarde se dice:

Cuando se reconosció el armada del Turco, en la dicha batalla naval, el dicho Miguel de Cervantes estaba malo y con calentura, y el dicho capitán... y otros muchos amigos suyos le dijeron que, pues estaba enfermo y con calentura, que estuviese quedo abajo en la cámara de la galera; y el dicho Miguel de Cervantes respondió que qué dirían de él, y que no hacía lo que debía, y que más quería morir peleando por Dios y por su rey, que no meterse so cubierta, y que con su salud... Y peleó como valente soldado con los dichos turcos en la dicha batalla en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó y le dio orden, con otros soldados. Y acabada la batalla, como el señor don Juan supo y entendió cuán bien lo había hecho y peleado el dicho Miguel de Cervantes, le acrescentó y le dio cuatro ducados más de su paga... De la dicha batalla naval salió herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, de que quedó estropeado de la dicha mano.

De ahí procede el apodo de "el manco de Lepanto". La mano izquierda no le fue cortada, sino que se le anquilosó al perder el movimiento de la misma cuando un trozo de plomo le seccionó un nervio. Aquellas heridas no debieron ser demasiado graves, pues, tras seis meses de permanencia en un hospital de Messina, Cervantes reanudó su vida militar, en 1572. Tomó parte en las expediciones navales de Navarino (1572), Corfú, Bizerta y Túnez (1573). En todas ellas bajo el mando del capitán Manuel Ponce de León y en el regimiento de Lope de Figueroa, que aparece en El alcalde de Zalamea, de Pedro Calderón de la Barca.

Después, recorrería las principales ciudades de Sicilia, Cerdeña, Génova y la Lombardía. Permaneció finalmente dos años en Nápoles, hasta 1575.

Cervantes siempre se mostró muy orgulloso de haber luchado en la batalla de Lepanto, que para él fue, como escribió en el prólogo de la segunda parte de Don Quijote, "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros."

Consejos para copiar en un examen

Escribiendo suave

Te apuntas en un folio en blanco por una de las dos caras y "a lápiz escribiendo suave" todo lo que quieras, y cuando estés en el examen y te den el folio en blanco para escribir lo intercambias por el otro, el profesor no notará la letra del lápiz desde lejos y cuando veas que se acerca le das la vuelta al folio y fin.

Imán

Hacer tu chuleta normal y corriente y si tenéis una mesa con el fondo que sea de metal poned un imán de la nevera (mejor que sea de los planitos para que haga menos ruido al colocarlo) es un poco trabajoso pero si te pillan de mientras que viene el/la maestr@ puedes pegar la chuleta con el imán por debajo de la mesa, el/la maestr@ buscará por debajo de la mesa, donde se guardan los libros cuando ya los has usado ese día, chuletas pero lo que no sabe es que está por la parte de abajo pegada con un imán. La coartada perfecta es que estabais haciendo el tonto con las manos o si tenéis una botella que pretendíais beber un sorbo.

Bolígrafos y reglas

Con una aguja se puede escribir en bolis bic y reglas.

Goma de mascar

Antes de la prueba (en tu casa) agarras una goma de mascar estilo Double Mint o Big Red, te la comes y luego coges el papel y escribes en él lo que quieras poner en la chuleta. Después solo envuelves otra goma de mascar con el papel de la chuleta y te la llevas al examen. En la prueba solo tienes que sacar tu goma de mascar y listo! Solo hay que tener cuidado de sacar la correcta. P.S: Si ocupas leerla por bastante tiempo te la puedes guardar en la palma de tu mano o entre las hojas del folio (para que el profesor no se dé cuenta) o poner dentro también un papel con todo escrito del mismo tamaño simulando que es el chicle que debería haber dentro.

Deportivas

Coges un papel del tamaño de la deportiva y copias ahí lo que quieres poner en la chuleta. Cuando has terminado lo plastificas para que no manche. Luego te lo pegas en la deportiva y cuando vayas a hacer el examen te sientas con el pie apoyado en la rodilla de la otra pierna y si viene el profe pues bajas la pierna.

Reloj

Tomas tu reloj, lo abres con cuidado, y le sacas todo su mecanismo interior, haces una chuleta circular del tamaño de la carátula y la pegas por dentro. Durante el examen debes ver "la hora" cada vez que lo necesites, cuida de poner el texto de la chuleta hacia el exterior de la carátula del reloj.

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