Biografía de Antón Chéjov y su Reflejo en 'El Jardín de los Cerezos'

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Antón Chéjov y su Reflejo en *El Jardín de los Cerezos*

Infancia y Contexto Familiar

Antón Chéjov fue un autor ruso nacido en el siglo XIX. Su abuelo, un antiguo siervo (conocidos como **mujiks**), ahorró para comprar su libertad y la de sus cuatro hijos en 1841. Los siervos eran personas explotadas por los terratenientes y trabajaban en los campos sin recompensa. En 1861, el zar **Alejandro II** (no Nicolás como se menciona en el texto original) firmó el decreto de emancipación, otorgando la libertad a estos seres. El padre de Chéjov lo golpeaba con frecuencia, una experiencia que se refleja en *El Jardín de los Cerezos* a través del personaje de Lopajin, quien también sufrió abusos por parte de su padre. Al igual que el abuelo de Chéjov, el padre de Lopajin era un antiguo mujik. Además, el padre de Chéjov enfrentó dificultades económicas y huyó a Moscú con su familia, un evento que se puede relacionar con la familia noble endeudada en la obra.

La Rusia de Chéjov y su Impacto en la Obra

El continuo cambio de zares en Rusia no había producido cambios significativos en el país. Esto se refleja en el personaje de Firs, quien nace y muere como siervo, simbolizando el estancamiento social y económico de Rusia. Como se mencionó anteriormente, el zar Alejandro II abolió la servidumbre con el decreto de emancipación. Este hecho se ve reflejado en Lopajin, quien, nacido libre, logra prosperar. Lopajin no olvida su origen humilde, como él mismo reconoce: "Mi padre fue siervo del abuelo de usted". El zar Nicolás II, sucesor de Alejandro III, era muy católico y creía que todo ocurría por la gracia de Dios. En *El Jardín de los Cerezos*, se alude con frecuencia a la religión, ya que la mayoría de la sociedad era católica ortodoxa. Esto se puede identificar cuando Varia dice: "Entonces ya me sentiría tranquila y podría ir en peregrinación a Kiev y a Moscú. Estaría recorriendo lugares santos".

El Estilo Dramático de Chéjov y el Simbolismo en *El Jardín de los Cerezos*

Chéjov creó dramas de "inacción", verdaderos antidramas, caracterizados por la falta de intercambio entre los personajes. Se presentan escenas con interrogantes sin respuesta, donde los personajes están ensimismados en sí mismos. Este tipo de drama se puede relacionar con el estancamiento de Rusia en aquella época, una sociedad con un sistema medieval mientras el resto de la región ya había experimentado la revolución industrial. Chéjov utiliza el simbolismo: los cerezos representan la caída de la aristocracia y la explotación del hombre. También simbolizan el poder de la nobleza en decadencia y el ascenso de la clase media, representada por Lopajin.

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