El Barroco y sus Corrientes: Culteranismo y Conceptismo
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El Barroco: Definición y Características
El Barroco fue un movimiento artístico y literario que se inició en Italia entre finales del siglo XVI y se extendió hasta finales del siglo XVII. Se caracteriza por el recargamiento estilístico, la búsqueda de efectismos y la complicación tanto en la forma como en el fondo.
En el ámbito ideológico, sus temas difunden una visión negativa del mundo y del hombre, desembocando en el desengaño que impregna la obra de muchos escritores. Esto explica la proliferación de obras moralizadoras, satíricas y ascéticas.
En cuanto a la forma, la expresión es retorcida y rebuscada, cultivando el juego ingenioso de los conceptos o del lenguaje.
Culteranismo
El Culteranismo busca crear un mundo de belleza a través de los valores sensoriales y un cuidado extremo de la forma. Para ello, utiliza recursos expresivos como:
- Uso audaz e intensivo de la metáfora.
- Hipérbaton.
- Alusiones a la mitología.
- Neologismos tomados del griego y del latín.
El mayor representante del culteranismo es Luis de Góngora.
Conceptismo
El Conceptismo es un movimiento literario que concede más importancia a las ideas y a los conceptos (el fondo) que a la forma de expresarlos.
Sus características principales son:
- Concisión del lenguaje; como dijo Gracián: “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
- Uso de contrastes bruscos (antítesis, paradojas, etc.).
- Empleo de vocabulario sutil que agudiza el ingenio.
Su mayor representante es Francisco de Quevedo (1580 - 1645).
El Manierismo
El Manierismo se sitúa entre 1570 y 1610. Designa el periodo de transición entre dos grandes épocas artísticas: el Renacimiento y el Barroco clásico.
Hasta hace algunos años, la palabra "manierismo" se utilizaba para designar los periodos de decadencia de todos los estilos. "Manierismo" era, pues, el “amanerado” imitar de formas ya hechas, sin un toque de originalidad.
La idea provenía del nombre utilizado por los tratadistas de arte para designar a los numerosos imitadores de la “maniera” de Miguel Ángel, quienes repitieron las fórmulas del genial artista, acentuando la utilización elegante y artificiosa.
Barroco Clásico
A comienzos del siglo XVII, reinaba Felipe II, quien era el primer monarca europeo a pesar de las continuas derrotas sufridas. Llegado al trono en 1558, abandonó la austeridad que había caracterizado la corte de su padre, Felipe I, y se embarcó en una política de imprudente derroche que pronto disipó el erario público. Además, dejó las riendas del gobierno en manos de unos favoritos y acrecentó los inmensos privilegios de la nobleza castellana. Desangrada por las continuas guerras para mantener el inmenso imperio y destrozada su economía por la falta de leyes que la protegieran, España es, a principios del 1600, un gigante con pies de barro. Revueltas, bandidaje y descontento caracterizan esta época. La serena placidez de vivir que dominaba el devenir renacentista es desplazada por la certeza de lo azaroso de la existencia, polarizada siempre en la lucha cotidiana entre la realidad y el ideal.
Barroquismo
Así como el manierista Góngora había roto el equilibrio renacentista entre fondo y forma al dar mayor desarrollo a la expresión, otro estilo, el conceptismo, dio mayor desarrollo al contenido, especialmente en profundidad, en oposición a una expresión cada vez más ceñida. Durante mucho tiempo se habló de culteranismo y conceptismo como de dos tendencias opuestas. En realidad, la separación de ambas no es tan tajante, ya que en todo culteranismo hay una base conceptista, pues también dicha tendencia surge de la aplicación del “concepto”, tal como lo define Gracián.
Resumen de "Los Ojos Verdes" de Gustavo Adolfo Bécquer
Fernando y su cabalgata estaban cazando en el monte cuando vieron a lo lejos un ciervo. Lo hirieron, pero el animal siguió corriendo hasta una zona del bosque donde nadie se atrevía a adentrarse. Una leyenda decía que allí había una fuente donde habitaba un espíritu maligno. La cabalgata se detuvo, pero Fernando, ignorando las advertencias de Íñigo, uno de sus vasallos, salió en busca de su presa.
Desde ese día, Fernando ya no iba a cazar. Estaba ausente, se levantaba temprano e iba cada día a la fuente de los Álamos. Una vez, mientras miraba las tranquilas aguas, vio unos ojos verdes en el fondo, en los que no pudo dejar de pensar. Siguió yendo a la fuente hasta que un día vio sentada en una de las rocas a una hermosa mujer con los ojos verdes que había visto en el fondo. Hablaba con ella siempre que la veía, pero ella nunca decía una palabra, excepto una vez, en que Fernando le dijo "te quiero". Entonces, ella le contó que vivía en la fuente, que no era un espíritu maligno y que también lo amaba. Se besaron y Fernando cayó al fondo de la fuente.
Personajes
- Fernando de Argensola: Primogénito de Almenar, valiente y orgulloso, con un gran carácter. Se enamoró de la mujer de la fuente y solo le importaba su amada.
- Íñigo: Montero mayor de los marqueses de Almenar, temeroso y precavido. No quiso adentrarse en la zona del bosque donde se hallaba la fuente por miedo a la leyenda.
- La mujer de la fuente: Vivía en el fondo de las aguas de la fuente; incorpórea, fugaz y transparente. Poseía una incalculable belleza, destacando su pelo rizado y sus maravillosos ojos verdes, transparentes y extraños. No hablaba demasiado, se mantenía impasible, indiferente, inexpresiva. Se dedicaba simplemente a escuchar a Fernando y solo cuando fue estrictamente necesario habló y contó su historia.
Espacio y Época
Esta leyenda se desarrolla en la Edad Media y tiene lugar en un bosque de Soria.
Elementos Maravillosos o Mágicos
Lo más maravilloso, mágico, extraño e increíble es el hecho de que una mujer viva en una fuente natural en medio del bosque. Además, se da a entender que es un espíritu encarnado en una mujer y que se le puede ver a través de sus ojos, o quizá eso solo lo diga para hacer una comparación de la belleza que tanto ella como sus ojos poseían. En cualquier caso, que una mujer viva en el fondo de las aguas cristalinas de una fuente natural no es algo común.
El Autor, Bécquer
Bécquer, en la introducción a esta leyenda, a diferencia de la mayoría de sus otras historias, no nos cuenta cómo supo de la existencia de esta, sino que simplemente nos relata que estaba deseoso de relatar cualquier cosa con este título: "Tus ojos verdes". Asimismo, nos confiesa su incapacidad para describir como se merecen los ojos verdes que cree haber visto y que tanto le han fascinado.