Artemisia Gentileschi y el Poder Femenino: Un Viaje por el Barroco
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Artemisia Gentileschi: Judith decapitando a Holofernes
Judith decapitando a Holofernes representa con exacto realismo el instante preciso en el que la heroína decapita al general sirio. La obra es una apoteosis de sangre y Judith ejecuta su cometido con una precisión y una profesionalidad comparables a las de una carnicera que trocea a un animal. El lienzo se ha interpretado como una especie de venganza por la humillación que Artemisia sintió al ser violada, de ahí que la protagonista esboce un gesto de satisfacción. Una escena completamente inusual en la pintura barroca. Hoy está considerada como un símbolo del poder femenino.
La influencia de Caravaggio se aprecia en la monumentalidad de sus figuras, el naturalismo, el uso del tenebrismo y el sentido dramático de la escena. Mientras, un uso del color más rico y variado y el virtuosismo en la pintura de telas y materiales remite más a su padre y al ambiente florentino. Artemisia no accede al conocimiento completo de la anatomía masculina más que a través del amor y de su tránsito hacia el acto sexual.
Su obra se clasifica entre los caravaggistas: figuras monumentales, claroscuro y sentido dramático de la escena. Sus mejores cuadros corresponden a este estilo. También es visible en su obra la influencia de Miguel Ángel.
Frente a los espectadores se desarrolla una ejecución: una mujer, vestida con lujosos ropajes, sostiene con una mano los cabellos de un hombre, tendido sobre el lecho, mientras con la otra sostiene una espada, en posición vertical, a medio camino de cercenar su cabeza. Un poco más atrás de ambas figuras, otra mujer, inclinada sobre la víctima, ayuda a sostenerlo. La sangre se derrama abundante, imparable, manchando el lecho, corriendo entre los pliegues de las sábanas hasta el marco del cuadro. El hombre se debate con furia, pero es inútil. Su fin ya está determinado. Los colores, cálidos, apasionados, y la luz teatral, acentúan el dramatismo.
Características de la pintura barroca presentes en la obra:
- Predominio del color sobre el dibujo.
- Colores vivos.
- Aplicación del tenebrismo.
- Realismo y naturalismo de las obras.
Juan Miranda: Jesús Expulsa a los Mercaderes del Templo
Miranda figura aquí el interior del templo, de factura clásica. En el centro de la composición aparece una cúpula elevada sobre pechinas, en tanto que a los lados observamos arcos de medio punto y otros ovalados. En el centro de esta escena se sitúa Jesucristo, que aparece orientado hacia el lado izquierdo de la obra. Los costados de la composición recogen dos tríadas de columnas salomónicas, que otorgan gran dinamismo a la escena. Junto a ellas aparecen unos ancianos, en tanto que los propios mercaderes se mueven intranquilos por la escena, de modo que un grupo de ellos huye hacia la puerta, situada a la derecha de la pintura.
La iluminación parte de dos focos, el más importante está en la parte izquierda, que es el que ilumina a Jesucristo. La obra posee bastante colorido. La pincelada es precisa en el centro, en tanto que el resto de la escena aparece abocetado. Miranda acude en esta obra a los grabados y estampas como fuente de inspiración para sus obras. El personaje que aparece en la zona inferior central de su pintura no hace más que repetir un detalle de otra expulsión del templo, la recreada en la Historia Evangélica del jesuita mallorquín Nadal. El perro que corretea en la zona frontera del trabajo de Miranda fue motivo frecuente en la pintura seiscentista.
Características del barroco en Canarias presentes en la obra:
- Riqueza decorativa.
- Realismo de las obras.
- Predominio de las líneas curvas.
- Predominio de los colores vivos.
- Tenebrismo aplicado esencialmente por Caravaggio.
Luján Pérez: Cristo Crucificado
No estamos frente a una figura exenta que viene a culminar el proceso de la Pasión, en consecuencia, un tema religioso que inspira sentimientos de fervor y piedad. Su cabeza, coronada de espinas, se reclina hacia delante y a su derecha. Los símbolos de padecimiento son: la cruz, la corona de espinas y la sangre de las heridas. Sus ojos cerrados son un certero signo de la muerte. El cuerpo, solo cubierto por el paño de pureza, es de gran perfección naturalista, inspirado en los modelos clásicos o de la escuela castellana y andaluza.
Nos encontramos con un Cristo de tres clavos que da como resultado una composición dramática y dinámica. Su cuerpo ha sido tratado con gran sobriedad y está dispuesto con un ligero movimiento sinuoso, que lejos de distorsionar la obra le resta la lógica rigidez impuesta por el madero. El paño de pureza se distribuye creando una zona donde el movimiento rompe la quietud vertical. Se convierte así en la zona más movida del conjunto.
Como podemos observar es una talla, de madera, y se halla policromada. Domina una sobria paleta: ocres, tonos algo agrisados del ropaje, contrastando con rojos puntuales. El policromado es obra de los pintores que colaboraban en el taller de Luján Pérez.
El tema de la Crucifixión es una constante en el arte occidental, pero aquí vemos que sigue los postulados contrarreformistas donde prevalecen los valores de emoción religiosa. Se muestra también perfectamente el equilibrio perfecto entre la fuerza espiritual y la debilidad física. Pero todo ello en un tono de belleza clásica transmitido a través de la armonía de las formas y la prestancia de la imagen.
Se aprecia muy bien el realismo de la obra, solo hay que fijarse en los pesados párpados, semicadídos o en la boca entreabierta con el rostro inclinado. Su pelo está muy bien trabajado por el autor. El volumen también y la profundidad del cuerpo.
Características de la pintura barroca presentes en la obra:
- Realismo y naturalismo de las obras (sufrimiento de Cristo en este caso).
- Escenas religiosas.
- Estudio de la perspectiva.
- Tenebrismo.
Nicolaes Tulp: La Lección de Anatomía
Se trata de una obra figurativa realizada con la técnica de óleo sobre lienzo. Siete personajes situados alrededor de la cabeza del cadáver, asisten a la clase del doctor Tulp, que está separado del grupo. Los tres individuos del centro, que conforman una figura triangular, observan atentos las pinzas y las manos del cirujano mientras que los otros miran hacia el espectador o hacia el rostro del doctor.
La luz del cuadro es artificiosa, procede de arriba. Es una luz de tonos cálidos y dorados, que resaltan la expresión anímica y también infunde a los personajes y a la escena. El tenebrismo y la calidad atmosférica otorgan intensidad y emoción a la escena. Uno de los presentes sostiene un folio con el nombre de los siete retratados que pagaron para asistir a la lección del doctor. El cuerpo del muerto en el que se realizan las prácticas es el de un conocido criminal ajusticiado.
Las miradas de cada una de las figuras hablan por sí solas y hacen que el espectador se sienta protagonista también de la escena y se integre en la lección, cumpliendo así el aula de Tulp a la sala donde se expone el cuadro. El pintor está interesado en los contrastes que provocan una luz potente y clara, que ilumina algunas zonas y deja en profunda sombra el resto del espacio, hay que destacar la austeridad cromática de los trajes de aquella época, animada por los cuellos y puños blancos.
Características de la pintura barroca presentes en la obra:
- Destaca el realismo y el naturalismo de las obras, a través de sus expresiones: sorpresa, entusiasmo, atención, etc.
- Tenebrismo (Caravaggio), una característica esencial de la época.
- Predominio del color sobre el dibujo.
- Colores vivos.
- Trabajo de la diagonalidad, preocupación por plasmar el movimiento, etc.