El Arte Bizantino: Historia, Características y Legado

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El Arte Bizantino

Contexto Histórico

Tras la división definitiva del Imperio Romano, la parte occidental sucumbió al empuje de los pueblos germánicos apenas un siglo después, mientras que la oriental pervivió más de mil años como el Imperio Bizantino.

Este imperio vivió su primer gran periodo de esplendor con Justiniano, quien se anexionó amplias zonas del Mediterráneo occidental y estuvo cerca de recomponer el antiguo Imperio Romano, del que se consideraba legítimo heredero.

Sin embargo, esta situación no se pudo mantener durante mucho tiempo y el Imperio Bizantino se redujo de nuevo a sus territorios orientales. En sus límites nació en el siglo VII el Islam, nueva fuerza política y religiosa que constituiría en lo sucesivo su principal amenaza, por su pujanza y capacidad expansiva. Aunque el imperio vivió nuevos periodos de auge, la pérdida de territorios fue ya constante, hasta que en 1453 los turcos otomanos tomaron Constantinopla y liquidaron así su último bastión.

La civilización bizantina fue ante todo una fusión de la tradición imperial romana con el pensamiento cristiano, a la que se añadieron elementos culturales griegos y ciertas prácticas orientales. Uno de sus rasgos definitorios fue el cesaropapismo, término que designa la estrecha relación, de mutuo apoyo y refuerzo, entre el emperador y la jerarquía eclesiástica. Dos hechos fundamentales ilustran la importancia de esta relación entre el poder imperial, la Iglesia y la religión:

  • La querella de las imágenes (iconoclastia): En el año 726, el emperador León III, bajo la influencia del Islam y el judaísmo, prohibió las imágenes en las iglesias para evitar la idolatría. La repercusión de esta crisis iconoclasta fue muy grave para el arte figurativo, pues apenas se crearon obras nuevas y se destruyeron otras muchas de épocas anteriores.
  • El gran cisma de Oriente: Entre la Iglesia oriental y la romana occidental existían desavenencias sobre diversas cuestiones. Por ello, bastó un incidente entre representantes de una y otra para provocar en 1054 su ruptura definitiva. Este hecho produjo un distanciamiento religioso y cultural que también repercutió en el arte.

Características Generales del Arte Bizantino

El arte bizantino continuó la tradición occidental del arte romano y paleocristiano, al menos hasta la querella sobre las imágenes de los siglos VIII y IX. A partir de entonces, se configuraron sus rasgos distintivos, que habrían de influir sobre el arte medieval occidental y, más aún, sobre la Europa eslava.

Las influencias recibidas por la civilización bizantina se reflejaron de forma específica en su arte, que se puede definir como:

  • Místico y simbólico, por influencia cristiana.
  • Lujoso y solemne, por influencia oriental.
  • Propagandístico, por influencia helenística y romana.

En definitiva, era un arte dirigido más a los sentidos que a la razón, pues pretendía la admiración del espectador ante la riqueza del color y los efectos de luz.

Los Artistas y los Clientes

La consideración de los artistas en la sociedad bizantina no mejoró respecto a la época romana; se les seguía considerando meros artesanos, aunque como tales algunos de ellos gozaban de admiración y prestigio.

En cuanto a los clientes, los principales fueron los emperadores y la poderosa Iglesia, lo que explica el carácter majestuoso, suntuario y propagandístico de este arte.

La Periodización del Arte Bizantino

La primera dificultad para la periodización del arte bizantino radica en su comienzo, ya que se pueden considerar varias fechas como punto de arranque del mismo:

  • El año 330, cuando Constantino trasladó la capital del Imperio a Constantinopla.
  • El año 395, en el que el sector oriental del Imperio se separó definitivamente.
  • El año 476, tras la caída de Roma en poder de los ostrogodos y la desaparición del Imperio romano de Occidente.

El criterio más común es el de considerar la última de estas fechas como su inicio.

Por otra parte, la periodización tradicional del arte bizantino suele dividirlo en tres edades de oro:

  • La primera edad de oro, entre los siglos VI y VIII.
  • La segunda edad de oro, entre los siglos IX y XII.
  • La tercera edad de oro, en el siglo XIV.

Para esta descripción, seguiremos otra periodización, la de la escuela rusa y el Centro de Estudios Bizantino de Bari:

  • Periodo paleobizantino (siglos V-VII)
  • Periodo iconoclasta (726-843)
  • Periodo posiconoclasta (843-1453)

La Arquitectura

La Arquitectura Paleobizantina (siglos V-VII)

La arquitectura bizantina se mantuvo bajo la influencia del arte romano y paleocristiano occidental. Algunos historiadores consideran la época de Justiniano como el máximo apogeo del arte paleocristiano.

En correspondencia con el protagonismo de la religión en la sociedad, las construcciones bizantinas de mayor interés fueron los templos, que presentaban las siguientes características:

  • La planta más utilizada era la octogonal, a la que se le añadió la cruz griega.
  • Los espacios principales se cubrían con cúpulas.
  • La transición del cuadrado a la cúpula se hacía mediante pechinas.
  • Como soporte se usaba la columna de tipo clásico con capiteles trabajados.
  • El espacio interior era amplio, ligero y ricamente decorado.
  • Los muros interiores se decoraban con mármol.

La Arquitectura Posiconoclasta (siglos IX-XV)

La arquitectura rompió de forma definitiva con la tendencia basilical de Occidente y estableció el que se convertiría en modelo clásico del templo bizantino, con las siguientes características:

  • Planta de cruz griega con nártex.
  • Espacio central cubierto por cúpula sobre elevado tambor con ventanas.
  • A veces se añaden otras cuatro cúpulas.
  • La decoración interior no experimenta variaciones en cuanto a los materiales empleados.
  • El aspecto exterior se cuida más.

A partir del siglo XIII ya no se puede hablar de innovaciones importantes en la arquitectura bizantina, sino tan solo de evoluciones locales diferentes.

Las Artes Figurativas

En la historia del arte bizantino fue determinante para las artes figurativas la querella sobre las imágenes de los siglos VIII y IX, ya que se destruyeron numerosas obras, se dejaron de producir otras muchas y, cuando finalmente se superó la crisis, se fijaron de modo estricto los temas, su forma de representarlos y su ubicación dentro de la iglesia.

El Mosaico

El mosaico en el arte bizantino, como en el paleocristiano, tuvo como destino principal el revestimiento de bóvedas y muros en el interior de los edificios, en sustitución de la pintura.

La primera etapa del periodo posiconoclasta, el denominado Renacimiento Macedonio, constituye el momento más importante en la configuración de la iconografía bizantina.

Algunos temas y tipos más significativos habrían de pervivir durante toda la Edad Media en el arte bizantino y se extenderían, incluso, al occidental. De ellos destacamos los siguientes:

  • Cristo Pantocrátor, como señor todopoderoso, sentado con los evangelios en la mano izquierda y la derecha extendida con gesto de bendición. Sus rasgos seguían el modelo siríaco: maduro y con barba.
  • La Virgen se representa de diferentes formas: como Kyriotissa en majestad y sentada en un trono, como Odigitria indicando el camino a la salvación, como Theotokos (la Madre de Dios) y, por último, como la Déesis con Cristo en la cruz o en el trono celestial.

La ubicación de cada tema dentro del templo se fue estableciendo tras la crisis iconoclasta. Cristo Pantocrátor y la Virgen eran las dos figuras dominantes y, por tanto, las que ocupaban los lugares preeminentes: el Pantocrátor en la cúpula y la Virgen en la bóveda del ábside.

En cuanto a las características formales del mosaico bizantino, derivan de la mayor importancia concedida al mensaje religioso que a la representación naturalista. Algunos rasgos se mantuvieron sin apenas alteraciones:

  • El dibujo es poco detallado.
  • Predominan de modo absoluto los colores, que son vivos y brillantes.
  • Las figuras se representan en posición frontal y actitud estática.
  • Tanto los diferentes elementos como el tema son sometidos a una simplificación.
  • Como consecuencia de esa simplificación, se ignoran las referencias espaciales, que se tienden a sustituir por fondos dorados.

La Escultura y la Pintura

La escultura fue muy escasa. La estatuaria llegó prácticamente a desaparecer y el relieve se limitó a la decoración arquitectónica de capiteles y a los trabajos de marfil o plata para relicarios.

Algo parecido ocurrió con la pintura mural. Mosaico y pintura mural en ocasiones aparecen juntos y, en esos casos, se solía reservar al primero los espacios principales y a la segunda el resto. Sin embargo, a partir del siglo XIV se extendió la pintura mural y no se limitó solo a los espacios secundarios.

Más importante fue la ilustración de libros de carácter religioso, y sobre todo los denominados iconos. La población bizantina rendía a estas imágenes un culto similar al de las reliquias en Occidente.

Desde un punto de vista formal, la escultura y la pintura bizantinas comparten las características señaladas para los mosaicos:

  • Figuras frontales y estáticas.
  • Ignorancia del espacio.
  • Simplificación temática.
  • Y, en el caso de la pintura, dibujo preciso, colores vivos y brillantes, y con frecuencia fondos dorados.

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