Arquitectura Barroca Italiana: Características y Representantes

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Características Generales de la Arquitectura Barroca

En la arquitectura barroca, los conceptos de volumen y simetría vigentes en el Renacimiento son reemplazados por el dinamismo y la teatralidad. El producto de este nuevo modo de diseñar los espacios es una edificación de proporciones ciclópeas en la que, más que la exactitud de la geometría, prima la superposición de planos y volúmenes, un recurso tendente a lograr diferentes efectos ópticos y contrastes cromáticos y lumínicos, tanto en las fachadas como en el diseño de los interiores. Hay que añadir, además, el interés por el movimiento, el papel destacado de la decoración, etc.

Las proporciones antropomórficas de las columnas renacentistas se vieron duplicadas, orden gigante, para poder recorrer ininterrumpidamente las nuevas fachadas de doble planta, siguiendo los primeros arquitectos barrocos, como Maderno, el modelo de la fachada de la Iglesia del Gesú de Roma, de Giacomo della Porta.

A partir de 1630, comienzan a proliferar las plantas elípticas y ovaladas de menores dimensiones, lo que pronto se convertiría en uno de los rasgos arquitectónicos típicos del Barroco. Son las iglesias de Bernini y Borromini, en las que las formas redondeadas reemplazaron a las anguladas, y los muros parecen curvarse de adentro hacia afuera y viceversa, en sucesión cóncava y convexa, dotando al conjunto de un fuerte dinamismo.

Con respecto a la arquitectura palaciega, el palacio barroco se halla organizado en tres plantas y en lugar de concentrarse en un solo bloque cúbico, como el renacentista, parece extenderse ilimitadamente, en varias alas, sobre el paisaje, en una repetición interminable de columnas y ventanas. El más emblemático es el Palacio de Versalles, del arquitecto francés Mansart.

Arquitectura Barroca en Italia

El centro de la arquitectura barroca italiana será la ciudad de Roma, donde se producen grandes trasformaciones urbanas mediante trasformaciones ornamentales, que consisten en el embellecimiento de la ciudad mediante grandes fachadas, fuentes, arquitecturas efímeras, etc.

Carlo Maderno

Maderno es uno de los más importantes arquitectos del periodo de transición, durante las primeras décadas del Barroco romano, destacando entre sus obras las siguientes:

  • La Iglesia de Santa Susana: Su fachada tipológicamente responde al tipo que puso de moda la Compañía de Jesús con la de la Iglesia del Gesú de Roma, realizada por Giacomo della Porta.
  • San Pedro del Vaticano: Prolonga la planta de la cruz griega por la parte de los pies, llegando así a un compromiso entre el tipo de cruz latina y el de cruz griega y levanta una gran fachada, baja para así admirar la cúpula de Miguel Ángel, desarrollándose longitudinalmente y no en altura, pese a la gran monumentalidad de sus columnas y pilastras corintias de orden gigante; como remate un frontón central y ático coronado por estatuas.

Gian Lorenzo Bernini

En el Barroco pleno, entre 1630 y 1680, encontramos a los arquitectos más conocidos. Bernini se inspira en Miguel Ángel y en la Roma antigua, pero con criterios de teatralidad, escenográficos y urbanos. Su arquitectura será sencilla, pero de gran monumentalidad y criterio escenográfico, multiplicando el dinamismo y la decoración.

Sus principales obras arquitectónicas son:

  • Baldaquino de San Pedro del Vaticano: Manifiesto en bronce de la estética barroca sobre la tumba del apóstol, de 29 metros de altura, recargado con abundantes elementos decorativos, tratamiento distinto y rupturista de los órdenes clásicos, cuatro columnas salomónicas con capitel de orden compuesto sostienen un entablamento ondulado, coronado por un dosel, decorado con figuras de ángeles y niños, sobre el que se alzan cuatro volutas que convergen en el globo terráqueo que sostiene una cruz.
  • Columnata de la Plaza de San Pedro del Vaticano: De planta con dos tramos, uno trapezoidal y otro ovalado, contribuyendo con su perspectiva a empujar hacia el fondo la fachada del templo; todo el conjunto está rodeado por cuatro filas de columnas de orden colosal. La plaza que se forma es concebida como una gran atrio destinado a la celebración de ceremonias masivas, dotándola de una gran teatralidad y la escenografía.
  • Iglesia de San Andrés en el Quirinal: De planta elíptica, al igual que la cúpula, con el eje mayor paralelo a la puerta, en la fachada un pórtico con un entablamento curvo, convexo, y volutas que sostienen el escudo de la familia papal.
  • Fuente de los Cuatro Ríos: Se encuentra en la Piazza Navona de Roma y se compone de una base formada de una gran piscina elíptica, coronada en su centro de una gran mole de mármol, sobre la cual se eleva un obelisco; las estatuas que componen la fuente son alegorías de los cuatro ríos principales de la Tierra (Nilo, Ganges, Danubio, Río de la Plata); además árboles y plantas emergen del agua entre rocas.

Francesco Borromini

Lleva hasta sus últimos extremos el dinamismo en la arquitectura barroca. Fue precursor de las plantas en elipse, fachadas teatrales, en las que a los elementos cóncavos, corresponden otros convexos, por ejemplo en la correspondencia entre fachada y cúpula, etc.

Sus principales obras arquitectónicas son:

  • Iglesia de San Carlo alle Quatro Fontane en Roma: De planta elíptica y capillas radiales, utiliza el muro curvo con elementos cóncavo-convexos, cubriendo el conjunto con una cúpula oval. La fachada, muy dinámica, está dividida en dos cuerpos con columnas y profundas hornacinas con estatuas, rematada en la parte superior con una balaustrada y un gran medallón oval, provocando fuertes efectos lumínicos.
  • Iglesia de San Ivo della Sapienza en Roma: Constantes entrantes y salientes, abriendo a un espacio central poligonal alternativamente tramos cóncavos y convexos. Destaca la cúpula, también con unos tramos cóncavos y otros convexos y de enorme sentido ascensional.
  • Oratorio de los Filipenses en Roma: Fachada curva cóncava, excepto en el centro que sobresale en el primer piso y se rehunde en un profundo nicho en el segundo, rematando la parte superior con un frontón mixtilíneo.

Pietro da Cortona

Discípulo de Bernini, aunque tiene un lenguaje más sereno. Construye:

  • Iglesia de los santos Lucas y Martina de Roma: De planta cruz griega y alzado muy esbelto, la fachada se curva hacia fuera, relacionándose bien con el perfil de la cúpula, también convexo.
  • Fachada de Santa María de la Paz en Roma: Destaca su pórtico bajo columnado semicircular, avanzando hacia el centro de la plaza, por lo que logra un gran efecto de claroscuro.

Baldassare Longhena

Trabaja en Venecia, donde construye:

  • Santa María de la Salud de Venecia: Obra maestra de diseño escenográfico, de planta central con deambulatorio y una amplia cúpula anclada mediante enormes volutas barrocas a su base octogonal.
  • Palacio Pésaro de Venecia: Sobre el canal, con un basamento con fuerte almohadillado y abundante decoración en los dos pisos superiores.

Guarino Guarini

Es otro de los grandes arquitectos del período. Trabaja, sobre todo, en Turín, donde realiza obras como:

  • Palacio Carignano de Turín: El cuerpo principal y las alas laterales forman una composición ondulante típicamente barroca y de suprema elegancia. Todo el edificio es de ladrillo cocido, con la decoración tallada a base de estrellas y otros motivos de acusada personalidad e inventiva.
  • Capilla del Santo Sudario de Turín: Sobre una base circular y cubierta por una cúpula cónica de base octogonal, compuesta por nervaduras segmentadas que se traman imitando las labores de cestería.

Fillippo Juvara

En el siglo XVIII el Barroco evoluciona en dos direcciones, por un lado se evoluciona hacia la exuberancia decorativa del Rococó, y por otro existe un retorno a la simplicidad del siglo XVI, que prepara el Neoclásico. Juvara, cansado de los mayores excesos del Barroco, es el mejor representante de este último Barroco tardío y sereno, siendo un auténtico precursor del neoclasicismo. Entre sus obras destacan:

  • Basílica Superga de Turín: De planta central, un octógono irregular cubierto con un gran cúpula sobre tambor, precedida de un pórtico tetrástilo clásico con frontón.
  • Fachada del palacio Madama de Turín: Estructura la fachada a partir de un alto zócalo almohadillado, sobre el un orden colosal e columnas y pilastras corintias rematándola con una balaustrada con estatuas.
  • Palacio de la Granja de San Ildefonso: En 1735 el arquitecto recibió una invitación del rey borbón de España, Felipe V, para quien realizo la fachada y proyectó el nuevo Palacio Real de Madrid, ejecutado después de la muerte de Juvara por Giovanni Battista Sacchetti.

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