Argantonio y Tarteso: Poder, Mito y Realidad Histórica
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De acuerdo con esto, el nombre de Argantonio significaría algo así como “́ señor de la plata”. Aún así, estos planteamientos son dudosos y muy discutibles. La historicidad de Argantonio queda en entredicho por la existencia del mismo nombre en las montañas de Cilicia, en el Ponto Euxino. Teniendo en cuenta que buena parte de la tradición literaria sobre la península y el Extremo Occidente es de origen focense del Ponto, la posibilidad de que el nombre de Argantonio fuera una traslación es al menos considerable. De hecho, en el Cáucaso también existe una Iberia. Asimismo, no podemos olvidar que los primeros viajes (antes del VI a.n.e.) hacia el Extremo Occidente estuvieron protagonizados por samios y focenses.
La Estructura Política de Tarteso
Arqueológicamente, no hay la menor prueba de un poder unitario. Todo parece indicar que Tarteso, en su período de esplendor (750-550 a.n.e.) fue un territorio articulado en unidades políticas independientes al modo de ciudades-estado. No podemos identificar con certeza esas ciudades, pero se podrían sugerir de oeste a este Onoba (Huelva), Ilipla (Niebla), Spal (Sevilla), Asta Regia, Carmo (Carmona) y, quizá, más al este Corduba (Córdoba) o Ategua. Este espacio coincide con lo que tradicionalmente se ha considerado el Tarteso nuclear. La vieja idea de un territorio político unificado desde el Algarve hasta Cartagena, apoyada en algún discutido texto literario y en la autoridad de Schulten, actualmente está desechada.
Esta estructura se proyectó por los territorios colindantes, dando lugar a nuevas unidades políticas que culturalmente algunos autores consideran asimismo partícipes de la Tartéside, como Conistorgis (tal vez Medellín) o Kastolon (Cástulo). Pero esto no significa que hubiera una unidad política y territorial de todos los espacios en los que aparece escritura, toponimia o materiales de origen tartésico. Al frente de esas unidades políticas había un jerarca que se podría ejemplificar con el Argantonio de Heródoto.
Sociedad y Economía Tartésica
El carácter urbano de esta sociedad implica la existencia de aristócratas, como se aprecia de manera espectacular en la necrópolis onubense de La Joya. La presencia fenicia ofrece a esas aristocracias un nuevo lenguaje estético e ideológico que se engloba bajo la etiqueta de lo orientalizante, en coincidencia con los fenómenos similares y contemporáneos documentados en otras áreas, como Etruria, el Lacio, Grecia, Tracia y otras culturas en las que aparece contemporáneamente la ciudad como centro político regido por una clase aristocrática.
La explotación de los recursos naturales, agrícolas, ganaderos y mineros, se realiza a partir de las relaciones sociales gentilicias que caracterizan la estructura social, aunque progresivamente la especialización laboral (ceramistas, metalúrgicos, canteros) irá disolviendo las relaciones de parentesco para favorecer el desarrollo de una sociedad organizada por las relaciones derivadas de la producción. Es probable que la desaparición de la cultura tartésica tuviera lugar antes de que ese proceso de transformación social quedara culminado.