Anarquismo, Marxismo y Socialismo Utópico: Orígenes y Fundamentos

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Anarquismo

La palabra anarquía significa 'sin autoridad'. Su principal teorizador fue Mijaíl Bakunin, quien defendía la rebelión espontánea contra la sociedad capitalista y el Estado. La doctrina anarcosindicalista pretendía no solo la acción del proletariado industrial, sino de todos los sectores oprimidos de la sociedad: obreros, soldados, jóvenes, estudiantes y campesinos. Esta revolución social, más radical que la marxista, tenía como objetivo la destrucción total e inmediata del orden social burgués y del Estado.

Socialistas y anarquistas perseguían alcanzar la sociedad comunista, pero diferían en las estrategias. Para los anarquistas, se debía destruir inmediatamente el Estado, mientras que los marxistas postulaban la necesidad de que los obreros conquistasen el Estado y controlaran el poder durante una fase transitoria. Los anarquistas calificaron a los marxistas como autoritarios y centralistas, mientras que se defendían a sí mismos como antiautoritarios y comunistas. Estas diferencias provocaron el enfrentamiento en la Primera Internacional.

Marxismo

El marxismo fue elaborado por Karl Marx y Friedrich Engels. En 1848 publicaron juntos el Manifiesto Comunista. Trataba de analizar las contradicciones del sistema capitalista para llevar a la destrucción de ese sistema. Para ellos, la lucha de clases era el motor del cambio social en la historia, y las relaciones sociales derivadas de la producción determinaban la estructura socioeconómica de cada una de las etapas de esta evolución de la humanidad. Marx las denominó como modos de producción. En esta época se estaba desarrollando el modo de producción capitalista, una etapa caracterizada por la lucha de clases entre los burgueses, que poseían los medios de producción, y el proletariado. El trabajo más importante de Marx fue El Capital. Para Marx, la medida de explotación de los patronos era la plusvalía, o sea, la diferencia entre lo que recibe el obrero para su manutención y el valor de lo que produce. Esta plusvalía es la base de la acumulación capitalista. El socialismo marxista postulaba la conquista violenta del poder por el proletariado. El marxismo fue la base ideológica de los movimientos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX y todo el siglo XX.

Socialismo Utópico

Los primeros socialistas denunciaban la miseria y las penalidades del proletariado y proyectaban unas sociedades alternativas. Marx los llamó utópicos porque fallaban al no tener en cuenta la lucha social entre patronos y obreros. El pensamiento del socialismo utópico se basaba en:

  • Perseguir una sociedad ideal.
  • Este proyecto social se realizaría de forma pacífica.
  • Primaban la solidaridad, la filantropía y el amor fraternal.
  • Defendía las novedades de la industria moderna.

Entre sus principales ideólogos destacaron tres:

El Conde de Saint-Simon

Para él, la sociedad entera se basaba en la industria. Toda la nación debía ser un gran taller y los propietarios y trabajadores debían ser igualados en la producción, dirigidos por los más capaces. Esta élite formaba una tecnocracia que aseguraría la vida de los más pobres.

Charles Fourier

Odiaba la empresa industrial, según él, causante de la miseria. Por ello, propuso las formaciones llamadas falansterios. Estos grupos llevarían la armonía social. Sus seguidores crearon falansterios que fracasaron. Propuso, además, la igualdad entre hombre y mujer.

Robert Owen

Aplicó medidas para mejorar las condiciones de vida de sus obreros. Fundó una comunidad ideal, New Harmony, que fracasó.

Problemas Sociales de la Industrialización

El proletariado era un nuevo grupo social. Unos eran campesinos incapaces de asegurarse el sustento tras la pérdida de las tierras comunales y cuya mano de obra no era necesaria debido a las máquinas. Otros eran empleados del sistema de trabajo a domicilio (domestic system). También había artesanos provenientes de los gremios en las ciudades cuyos talleres cerraban. La introducción de las máquinas supuso el origen de la formación de la clase obrera. Antes de la Revolución Industrial, cada oficio estaba controlado por gremios y se consideraba un secreto solo confiado a quienes ingresaban en él. Las máquinas permitían prescindir de la pericia de los artesanos y contratar mano de obra barata que no necesitaba formación.

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