Análisis del Lenguaje en Wittgenstein: Una Visión Filosófica
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Introducción al Pensamiento de Wittgenstein
Esta filosofía se centra en el lenguaje como objeto de estudio. Se considera un tipo de filosofar legítimo que, en su segunda etapa, plasmada en las Investigaciones Filosóficas, reconoce la riqueza del lenguaje ordinario, abandonando la necesidad de un lenguaje ideal. Wittgenstein defiende la idea de los juegos del lenguaje y el concepto de uso. Es en el uso donde reside la clave del significado, en un juego compartido entre hablante y oyente.
Según Wittgenstein, el uso determina el significado del lenguaje. Este significado se establece mediante un juego público, y su precisión radica en las reglas que gobiernan su funcionamiento. Así, la razón de ser de la filosofía reside en los problemas del lenguaje.
La filosofía, entonces, tiene una doble función: descriptiva (constatar cómo funciona el lenguaje cotidiano) y terapéutica (corregir los errores derivados de su mal uso). Esta nueva filosofía retorna al sentido común a través del análisis del lenguaje. Finalmente, Wittgenstein considera que hay aspectos inexpresables por falta de experiencia, lo que nos conduce a lo místico. Al ser un sentimiento y no un hecho, resulta inefable.
Marco Histórico de Wittgenstein (1889-1951)
El siglo XX, un siglo conflictivo, inicia con el choque de imperios en la Primera Guerra Mundial, desmoronando la idea de progreso. El fin de la guerra en 1918 fue solo una pausa antes de la siguiente. Surgen el fascismo en Italia, el nazismo en Alemania y el comunismo en la Unión Soviética. El periodo de entreguerras se vive con dramatismo, anticipando otra guerra mundial, prefigurada en la Guerra Civil Española. Tras esta, estalla la Segunda Guerra Mundial.
La victoria aliada divide el mundo en dos bloques: el capitalista (EEUU) y el comunista (URSS), dando inicio a la Guerra Fría. Surge la sociedad de masas. En el arte aparecen la fotografía y el cine, y las vanguardias rompen con el realismo (dadaísmo) y en literatura (Kafka, Joyce). La ciencia cambia con la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. En España destacan la Generación del 98 y del 27. La filosofía también se transforma.
En la primera mitad del siglo XX dominan las filosofías vitalistas, el psicoanálisis de Freud, la fenomenología, el existencialismo, el marxismo, el neopositivismo y la filosofía analítica de Wittgenstein. Desarrollos de pensadores como Nietzsche y Marx, que no solo abordan los problemas típicos, sino también el papel de la filosofía como conocimiento. La filosofía del siglo XX reflexiona sobre su propia función.
Pensamiento de Wittgenstein: Clarificación del Lenguaje
Para Wittgenstein, la filosofía deja de ser una exposición espontánea de ideas o una construcción de grandes teorías, que dan lugar a falsos problemas. Su función es clarificar el lenguaje y resolver estos problemas. En su primera etapa, Wittgenstein concibe el lenguaje y su análisis como el único ámbito posible de la filosofía. Busca un lenguaje ideal donde solo lo expresado rigurosamente y fundamentado en proposiciones tenga sentido. Se apoya en la lógica (para el razonamiento correcto) y el empirismo (para la veracidad).
Wittgenstein defiende que el mundo se compone de hechos atómicos, aislados e independientes, que son estados de las cosas. En estos estados, lo fundamental es el objeto, representado por un nombre. El estado de una cosa se representa por una proposición elemental. Todo objeto puede formar parte de un hecho. Los objetos se piensan al relacionarlos, creando el hecho atómico. Cada objeto tiene posibilidades de configuración, pero al formar parte de un hecho, cumple una, originando una estructura: la forma lógica del hecho, elemento constitutivo de la realidad.
Las proposiciones tienen la misma forma lógica que los hechos que representan. Cuando esto ocurre, hay isomorfismo. Las proposiciones muestran la forma lógica de la realidad. Toda proposición tiene un lenguaje significativo que debe referir adecuadamente a la estructura del mundo. Todo hecho debe ser verificado y expresado en proposiciones que reflejen su forma lógica. Las proposiciones lingüísticas tienen sentido y son verdaderas cuando la isomorfía se realiza, cuando lo expresado coincide con un hecho del mundo. Si lo representado existe, la proposición es verdadera; si no, es falsa.
Wittgenstein critica la filosofía que usa proposiciones trascendentes, que pretenden hablar de lo que está más allá de los hechos.