Amor y Desesperación en la Poesía de Lope de Vega: Dos Sonetos
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Análisis de Dos Sonetos de Lope de Vega
"J, mi amor me tiene en tal estado"
El soneto "J, mi amor me tiene en tal estado", atribuido a Lope de Vega bajo el seudónimo de Burguillos y dirigido a la lavandera J, presenta una profunda reflexión sobre el sufrimiento causado por un amor no correspondido y las limitaciones físicas y sociales del amante. A través de un lenguaje cargado de dolor y melancolía, el poema explora la paradoja de desear intensamente a alguien y, al mismo tiempo, experimentar el desgaste físico y emocional que este amor produce.
Primeros Cuartetos: Inacción y Desesperación
En los primeros cuartetos, el hablante expresa cómo el amor lo ha sumido en un estado de inacción y desesperación. El verso "ni os puedo mirar, cuando no os veo" revela la obsesión y el tormento que le causa la ausencia de J, mostrando la intensidad de su amor. Este sufrimiento lo ha llevado a la parálisis: "ni escribo ni manduco ni paseo", lo que sugiere que no puede atender a sus obligaciones cotidianas debido a la obsesión amorosa. La imagen de "duermo sin cuidado" refleja un intento de escapar del tormento al encontrar consuelo en el sueño, pero también destaca la incapacidad del amante para encontrar paz en su vida cotidiana.
Segundo Cuarteto: Dolor Físico y Emocional
El segundo cuarteto desarrolla aún más el dolor físico que el amor produce, describiendo cómo su deseo lo "derrienga" (le duele físicamente, especialmente la columna o los riñones), lo que intensifica la idea de que el sufrimiento es total, tanto en el alma como en el cuerpo. La referencia a la "concha de Venus" refuerza la idea de estar atrapado por el amor, como si fuera un cautivo de la diosa del amor, lo cual resalta la falta de control que el amante tiene sobre sus emociones.
Tercetos: Referencia a Garcilaso y Paradoja Final
En el primer terceto, el hablante hace una referencia a Garcilaso de la Vega, sugiriendo que, aunque todos "hurtan paciencia", él le ofrece su verso como una muestra de su amor. En el segundo terceto, el hablante se refiere a su sufrimiento de una manera dramática, diciendo que "tanto en morir y en esperar merezco". La paradoja de "morir" y "esperar" refleja la angustia de esperar el amor no correspondido, mientras que la última línea "siento más el verme sin sotana, que cuanto fiero mal por vos padezco" introduce un toque de ironía. El amante parece lamentar más la pérdida de su sotana que el sufrimiento físico causado por su amor, lo que pone de manifiesto la sumisión y el sacrificio que está dispuesto a hacer por su amor no correspondido.
Conclusión
En conjunto, este soneto retrata el amor como una fuerza poderosa que consume al individuo, llevándolo al sufrimiento físico y emocional. Con un tono apasionado y un uso simbólico del lenguaje, Lope de Vega expresa la paradoja de un amor que, si bien es deseado con intensidad, solo provoca dolor y frustración.
Soneto 189: Metáfora de la Fidelidad y la Pérdida
El Soneto 189 es una elegante metáfora en la que el poeta utiliza la relación entre un pastor y su animal para explorar temas como la fidelidad, la pérdida y el deseo de retorno a un estado de armonía. El poema presenta un diálogo implícito con el "manso", probablemente una alegoría de alguien amado que ha perdido la conexión con el hablante, con profundas resonancias emotivas y espirituales.
Primer Cuarteto: Cercanía y Familiaridad
El primer cuarteto introduce al manso, descrito con ternura como un animal que solía acercarse confiado "mil veces" al poeta, simbolizando una relación cercana y familiar. La referencia a "mi grosera mano" y la "lengua de clavel" establece un contraste entre la humildad del pastor y la nobleza o delicadeza del manso, cuya lejanía ahora causa desconcierto.
Segundo Cuarteto: Dolor y Desconcierto
En el segundo cuarteto, el tono se torna más doloroso al preguntarse el motivo del cambio. El animal ha subido por "montañas ásperas" y ha perdido la "memoria y la razón". Esta pérdida simboliza un alejamiento tanto físico como emocional, asociado a un arrebato de locura o furia que el pastor no logra comprender.
Primer Terceto: Súplica y Esperanza de Retorno
El primer terceto ofrece una súplica y una esperanza de retorno. El pastor sugiere que el manso pace en un lugar de "anacardina" -metáfora de cura o recuperación- para recobrar la memoria y la serenidad, mientras le ruega que no beba "del agua del olvido", símbolo del alejamiento irreversible.
Segundo Terceto: Conexión y Dependencia Mutua
Finalmente, en el segundo terceto, el poeta reafirma la conexión entre ambos: "yo soy vuestro pastor, y vos mi dueño". Esta paradoja, en la que el pastor depende del manso tanto como el manso de él, refleja la complejidad de una relación de dependencia mutua. La conclusión, "vos mi ganado, y yo vuestro perdido", refuerza esta inversión emocional, donde el pastor se confiesa extraviado por la ausencia del manso.
Conclusión
El poema destaca por su musicalidad y el uso de imágenes rurales como vehículo para expresar un conflicto humano universal: la pérdida y el anhelo de reconciliación. La relación pastor-manso evoca una dimensión espiritual, recordando la figura del Buen Pastor en la tradición cristiana.