El Amor Cristiano y la Vocación: Un Camino de Fe y Servicio
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1. El Amor Cristiano: Fundamento de la Vida en Cristo
1.1: Ser cristiano significa vivir en Él y por Él, con una relación de amistad y amor. "Quien recibe el bautismo es sumergido en la muerte de Cristo y resucita con Él como nueva criatura". Al bautizarnos, pasamos a recibir el nombre de cristianos, que indica nuestra procedencia y nuestro ser más profundo.
1.2 La Vida Cristiana: Un Nuevo Modo de Ser
La vida cristiana es un nuevo modo de actuar, vivir y ser al estilo de Jesús. No se trata de obligaciones ni imposiciones, sino de una cuestión de amor y amistad. Es lo que Jesús nos da: su vida misma, gracia y amor, que nos impulsa a entregarnos a los demás. Lo que caracteriza y permite la regeneración, convirtiendo al cristiano en hijo de la luz, es el mandamiento del amor: "Como yo os he amado, también amaos unos a otros". Es una tarea ardua que requiere esfuerzo durante toda la vida.
1.3 Eros: El Amor Pasional
Eros es el amor pasional, el deseo de quien busca satisfacer sus impulsos con cosas y personas, convirtiéndolas en un medio para lograr su propia satisfacción. El protagonista es el amante.
1.4 Ágape: El Amor de Encuentro
Ágape es el amor de encuentro en el que prevalece la relación personal. Lo que se ama, el centro, es la persona del otro y se busca su bien. Es un amor que tiende a la comunión, cuyo fruto es la alegría entregada a otra persona sin condiciones. La persona amada es un fin en sí misma. Este concepto se traduce del latín como caritas, o caridad.
1.5 La Integración de Eros y Ágape
El ideal del amor cristiano no consiste en anular el eros, sino en ordenar y orientar su fuerza desde el ágape. Así, la persona comprenderá que la felicidad consiste en hacer felices a quienes ama. Aristóteles decía que el amor más útil y placentero es el que se realiza de modo generoso, como donación de sí, como preocupación y desvelo por el amigo.
1.6 El Mandamiento del Amor de Jesús
Jesús nos enseñó que el mandamiento del amor cobra plenitud en "como yo os he amado", que contiene toda la novedad del cristianismo. Jesús no pide nada que antes no nos haya dado. Él, con su vida, gestos y palabras, es nuestro modelo. Se ama al prójimo aprendiendo a amar como ama y amaba Jesús.
1.7 El Amor Verdadero según Jesús
Jesús explica a sus discípulos el amor verdadero: "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos". Toda la vida de Jesús es una expresión de su amor por los hombres, sobre todo con su muerte en la Cruz. La medida de nuestro amor debe ser: "Yo os digo: amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?... Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial".
2. La Vocación Cristiana: Un Llamado a la Santidad y al Servicio
2.1 Descubrir la Propia Vocación
Descubrir la propia vocación es uno de los retos más apasionantes de la vida. ¿Qué puedo hacer con mi vida? ¿Con quién quiero compartirla? ¿Cómo me gustaría emplear mis años? Nos planteamos estas preguntas en la juventud, cuando hacemos las primeras elecciones personales: amigos, estudios, aficiones. Son decisiones que nos conducen por un camino determinado, nos orientan y nos van mostrando quiénes somos. Para un cristiano, la pregunta es: ¿Qué quiere Dios de mí?
2.2 La Vida como Don y Tarea
La vocación cristiana se funda en la certeza de que la vida no es una posesión indiferente, sino que Dios nos la ha regalado para hacer algo valioso con ella. La vida es don, tarea, regalo y responsabilidad. Es falsa la corriente de pensamiento que defiende que la vida es algo cerrado, que podemos hacer con ella lo que queramos, incluso malgastarla. La existencia es un don de Dios, y es necesario dialogar con Él para descubrir qué proyecto tiene pensado para ti.
2.3 La Vocación Común a la Santidad
Los cristianos tenemos una vocación común: estamos llamados a la santidad. Dios quiere que seamos santos, que en griego es macariotes, que significa feliz. Traducido literalmente, significa dichoso o bienaventurado. La santidad es el estado de felicidad colmada del hombre que vive en Dios y junto a Dios.
2.4 La Santidad: Personal y Comunitaria
La llamada a la santidad es personal y comunitaria. No es un asunto privado entre Dios y nosotros, sino que, del mismo modo que Dios está en relación con las personas de la Trinidad, estamos llamados a la fraternidad con los demás seres humanos: el amor al prójimo es inseparable del amor a Dios. Cuando confesamos "creo", también debemos decir "creemos".
2.5 La Dimensión de Servicio en la Vocación Cristiana
La vocación cristiana tiene una dimensión de servicio, para que las personas más necesitadas encuentren refugio y la vida se desenvuelva en un ambiente de solidaridad y misericordia.
2.6 El Papel del Espíritu Santo y la Comunidad
¿Cómo se puede colmar toda la sociedad del Espíritu Santo? A través del cuidado de la unidad social básica: la familia, el núcleo donde se debe ser querido y acogido sin importar su utilidad. Fomentando iniciativas asociativas, evitando la pasividad de quienes dejan todo en manos de otros o del estado. El cristiano es responsable de ser un ciudadano activo, transmitir el tesoro que ha recibido y organizar la sociedad de manera que quien lo desee lo reciba.
3. Fe y Obras: La Coherencia de la Vida Cristiana
3.1 La Carta del Apóstol Santiago
Las palabras del apóstol Santiago muestran cómo debe ser la relación entre la fe y las obras: "Si un hermano anda desnudo y falto del alimento diario, y uno les dice: 'Id en paz, abrigaos y saciaos', pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?". Santiago, en su epístola, recuerda que la respuesta de la fe y la entrega a Dios, cuando son auténticas, necesariamente tienen una consecuencia en la vida del creyente. Creer en Dios y llamarnos cristianos, si no modifica nuestro modo de ser, significa que la adhesión a la fe no ha calado en plenitud.