El Altar de Pérgamo y la Ménade Danzante: Expresiones Cumbre del Arte Helenístico
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Altar de Pérgamo: Un Monumento a Zeus y Atenea
El Altar de Pérgamo es un altar consagrado a Zeus y Atenea, erigido por Eumenes II, rey de Pérgamo. Representa el estilo griego helenístico. Se ubicaba en la segunda terraza de la acrópolis de Pérgamo.
Fue levantado con la función de servir como edificio conmemorativo que ensalzaba Pérgamo, a la vez que servía como altar para realizar sacrificios en honor a Zeus y Atenea. El edificio constaba de un colosal podio con una escalinata de 20 metros de ancho que daba acceso a un pórtico columnado jónico que envolvía, en forma de U, un patio interior. En este patio se realizaban los sacrificios al aire libre sobre un altar.
En algún momento, el altar fue despiezado y los sillares y relieves fueron utilizados para reforzar la muralla.
Los Frisos del Altar
El altar presentaba dos frisos: uno exterior en la base del podio y otro interior en el muro del patio. El más espectacular es el exterior, cuyo tema central es la lucha de los dioses contra los gigantes (Gigantomaquia).
Los gigantes, hijos de Gea (la Tierra) y Urano (el Cielo), se alzan contra los dioses del Olimpo para hacerse con el dominio del cosmos. Este tema es una alegoría de la lucha entre el bien y el mal.
Se trata de una obra magnífica en la que no cabe buscar ni la armonía ni el refinamiento de la escultura griega clásica. El tema dominante de Zeus y Atenea, que se mueven en direcciones opuestas y se giran para mirarse, recuerda al tema de la composición del frontón del Partenón.
Como paradigma de la cultura helenística, estos relieves reúnen características como el realismo, el movimiento, el pathos y la sensualidad. El naturalismo hace que los personajes no solo se caractericen por su edad y personalidad, sino también por su estado emocional. El movimiento se expresa en la agitación de los ropajes. El relieve ya no es plano, sino que se da un altorrelieve.
La Ménade Danzante: Éxtasis Dionisíaco en Mármol
La Ménade Danzante, creada en la primera mitad del siglo IV a.C. por Escopas, está trabajada en mármol. La obra pertenece al estilo clásico (postclásico) del arte griego. También es conocida como Ménade Furiosa.
La obra representa a una de las bacantes o mujeres adeptas a los ritos dionisíacos, enloquecidas por el vino y el baile en un frenesí. La torsión del cuerpo, la profundidad de los pliegues y las ondas del cabello contrastan con una piel lisa y pulida.
La estructura compositiva es abierta. La curva que marca el cuerpo aumenta el movimiento que agita la figura, transmitiendo mayor sensualidad y la exaltación de la pasión y el sentimiento. La figura se concibe para ser vista de lado.
La obra simboliza la temática dionisíaca. Es destacable el gran trabajo de los paños, que provocan contrastes de luz y sombra, realizados con la técnica de "paños mojados", adheridos al cuerpo, transparentándolos. Los labios entreabiertos y los ojos hundidos contribuyen a aumentar los claroscuros.
Como resultado, los dioses se humanizan, pierden la serenidad clásica y parecen realizar acciones humanas. La ninfa de Dioniso aparece poseída por el furor dionisíaco, danza en pleno éxtasis, semidesnuda, en una violenta contorsión, dibujando una curva, inclinada hacia atrás, abriendo el vestido por un lado, con la cabeza elevada y torcida mirando hacia arriba.