La Alhambra: Historia, arquitectura y belleza en Granada

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La Alhambra

Coincidiendo con la desintegración del Imperio almohade en el al-Andalus, surge en escena el caudillo jiennense Muhammad ibn Nasr. Tras la conquista del Guadalquivir, inicia una política de vasallaje y alianza con los monarcas castellanos, astutamente seguida por los musulmanes granadinos. Su sumisión tributaria y las disputas dinásticas entre los reyes cristianos permitieron a los nazaries conservar todavía durante 2 siglos y medio el rincón oriental andaluz. Nada más establecerse en Granada, los nazaríes iniciaron la construcción de una acrópolis sobre el cerro de la Sabika, que recibiría el nombre de Alhambra por el color ferruginoso de la arcilla utilizada en la edificación de sus muros. Este exótico recinto se distribuye en tres núcleos independientes: la alcazaba militar, los palacios reales y una ciudad autónoma con calles estrechas y serpenteantes. De tan espléndido complejo, Muhammad solo levantó el circuito defensivo, situando la alcazaba con un patio de armas para la guarnición en el ángulo más alto y saliente de la colina. Su heredero, Muhammad II, aprovechará estas condiciones y dulcificará la sobria arquitectura castrense con la roturación del Generalife: una finca agropecuaria en la ladera del cerro contiguo, con un primoroso pabellón de recreo. Acto seguido, Muhammad III incorpora la cultura del agua y la jardinería a la meseta de la Alhambra, ordenando construir el Partal. El esplendor de la Alhambra llegaría durante la segunda mitad de S.XIV bajo el mandato de los sultanes Yusuf I y su hijo Muhammad V, con ellos triunfará el concepto ambivalente del monumento nazarí. Yusuf I reconstruyó las puertas y las torres de la muralla, dotándolas de gallarda majestuosidad. Entre los accesos destaca la Puerta de la Explanada, con estructura interior acodada, y por lo que respecta a las torres, la más sobresaliente fue la de Comares, concebida como sede oficial del trono y salón de embajadores. En el arteson de carpintería que cubre el techo de Comares aparecen representados esquemáticamente los siete cielos del paraíso musulmán superpuestos, presididos por el trono de Alá. Muhammad V otorga al área de los palacios su configuración actual. La tradición oriental aconsejaba que cada monarca se construyese su propia residencia, y ordena edificar el Cuarto de los Leones, un patio de crucero con una fuente de doce leones en el centro, que expulsan chorros de agua por sus fauces. En los cuatro frentes del patio se abren otras tantas dependencias: la Sala de los Reyes, la Sala de los Abencerrajes y la Sala de las Dos Hermanas, con el mirador de Daraxa al fondo. Muhammad V fue amigo y aliado del rey don Pedro, a quien envió artistas granadinos para que decorasen su palacio en los Reales Alcázares de Sevilla. Posteriormente, don Pedro lo acogió durante su destierro y cuando Muhammad V recuperó el poder y los castellanos asesinaron a don Pedro, los nazaríes destruyeron la plaza de Algeciras. Su sensacional victoria fue celebrada con la edificación de la Alhambra de la Puerta del Vino, el Mexuar o sala de audiencias, donde la mañana de los lunes y jueves recibía a sus súbditos, y la fachada y el patio de los Arrayanes.

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