Los 9 accidentes de Aristóteles

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Tomás de Aquino:


1. A la primera hay que decir:
Escribe Agustín en el Enchiridio: Dios, por ser el bien sumo, de ninguna manera permitiría que hubiera algún tipo de mal en sus obras, a no ser que, por ser omnipotente y bueno, del mal sacara un bien. Esto pertenece a la infinita bondad de Dios, que puede permitir el mal para sacar de él un bien. 2. A la segunda hay que decir: Como la naturaleza obra por un determinado fin a partir de la dirección de alguien superior, es necesario que las obras de la naturaleza también se reduzcan a Dios como a su primera causa. De la misma manera también, lo hecho a propósito es necesario reducirlo a alguna causa superior que no sea la razón y voluntad humanas; puesto que éstas son mudables y perfectibles. Es preciso que todo lo sometido a cambio y posibilidad sea reducido a algún primer principio inmutable y absolutamente necesario, tal como ha demostrado (sol.).

Agustín de Hipona:


1) Si la voluntad humana no tuviese libre albedrío, no existirían propiamente ni “pecados” ni “buenas acciones”. 2) Si no existiesen ni “pecados” ni “buenas acciones”, sería injusto condenar los unos y premiar las otras. 3) Pero Dios condena los pecados y premia las buenas acciones. 4) Y Dios no puede ser injusto, pues la justicia es uno de los bienes que proceden de Dios. 5) Por lo tanto tiene que haber justicia en los premios y castigos. 6) Por lo tanto, tienen que poder existir “pecados” y “buenas acciones” 7) Por lo tanto, la voluntad humana tiene libre albedrío.1) Si la voluntad humana no tuviese libre albedrío, no existirían propiamente ni “pecados” ni “buenas acciones”. 2) Si no existiesen ni “pecados” ni “buenas acciones”, sería injusto condenar los unos y premiar las otras. 3) Pero Dios condena los pecados y premia las buenas acciones. 4) Y Dios no puede ser injusto, pues la justicia es uno de los bienes que proceden de Dios. 5) Por lo tanto tiene que haber justicia en los premios y castigos. 6) Por lo tanto, tienen que poder existir “pecados” y “buenas acciones” 7) Por lo tanto, la voluntad humana tiene libre albedrío.

Conocimiento de Platón:


La Doxa -opinión- es, en general, el conocimiento del mundo sensible, el más alejado de la Idea del Bien, es decir, de la fuente de luz. Nuestras opiniones son tan cambiantes y contradictorias como el propio mundo sensible. (Si hay tiempo se puede explicar la distinción dentro de la Doxa) Pero dentro del mundo inteligible distingue Platón entre la Dianoia , conocimiento que se refiere básicamente a las matemáticas y que se caracteriza por “no poder prescindir de imágenes” y por tomar las hipótesis como principios, utilizándolas para sacar conclusiones, sin volver a examinarlas. Frente a esto está la Noesis, que prescinde completamente de las imágenes -se refiere única y exclusivamente a Ideas- y, si bien parte de hipótesis, las revisa una y otra vez hasta llegar a un principio no hipotético. La palabra Noesis significa “visión intelectual”, pero hay que tener en cuenta que las Ideas no pueden “verse” aisladamente, pues, como hemos dicho, están incluidas o excluidas entre sí, según el esquema (Poner aquí el famoso árbol de las ideas, con la Idea del Bien en la cúspide) Platón llama Dialéctica a la técnica que permite encontrar la idea “superior” compartida por una multiplicidad dada (“animal” está incluida en “gato”, “perro”, “gallina”, etc., pues, en cuanto animales son todos lo mismo) y las diferencias que se dan dentro de una misma idea (“Animal” puede dividirse en vertebrados e invertebrados, por ejemplo)

Categorías de Aristóteles


Lo que hay en el mundo son cosas determinadas. Cosas que son algo determinado. Esta mesa, este árbol, este hombre. El término “éste” hace referencia a la cosa de la que hablamos. Aquello que está ahí y de lo cual decimos algo.
Aristóteles le llama “sujeto”. El sujeto y su determinación no son separables “en la realidad”. No puede darse un sujeto que no sea nada, ni una determinación que no sea la determinación de una cosa, que no “esté” en un sujeto. Pero podemos distinguir “con el pensamiento” lo uno de lo otro. Podemos “pensar” las diferencias. Aristóteles llama en general “substancias” a las cosas determinadas, esta mesa, este árbol, este hombre, porque cualquier otra determinación –es decir, cualquier otra cosa que digamos de ella, por ejemplo: es verde, es cómodo, es barato, es malévoló- presupone siempre que hablamos de una cosa determinada: En ese sentido, la substancia se puede contraponer a todas las demás determinaciones y así lo hace Aristóteles, llamándolas colectivamente “accidentes”. Ahora bien, como decíamos, dentro de lo que llama “sustancia” podemos distinguir dos partes: la cosa y la determinación. Cuando le interesa hacer esa distinción, Aristóteles llama sustancia primera a la cosa o sujeto último de todas las determinaciones, sean de la categoría que sean, y sustancia segunda a la determinación que responde a la pregunta ¿qué es esto?, Por lo tanto, es correcto decir que los accidentes se dan “sobre” la sustancia, también es correcto decir que las categorías se dan sobre la substancia primera. Pero no es correcto decir que las categorías se dan sobre la sustancia sin más

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