5 ejemplos de socialización primaria y secundaria
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El proceso de socialización
Lleva al niño a convertirse en miembro activo y creativo de la sociedad donde vive. Distinguimos en general dos fases fundamentales:
La socialización primaria.
La socialización secundaria.
PROCESO DE Socialización
La socialización primaria se desarrolla en la familia. El niño integra las formas fundamentales de la adaptación y la comunicación. Aprende a aceptar las reglas del grupo en el que vive. Esta socialización prepara al niño a encontrar su lugar en las otras colectividades.
Estas instituciones acogen a niños pequeños a la edad en la que todavía no están maduros para la socialización secundaria. Es fundamental por que el niño es su maleable (manejable) y se le puede disciplinar, someterle muy fácilmente, ya que confía en nosotros y depende de nosotros.
Las condiciones esenciales para preservar la posibilidad de una socialización primaria en los establecimientos de los más pequeños son las siguientes:
Establecer con cada niño del grupo una relación afectiva lo más personal posible. La relación tiene que ser continua, es decir, hay que evitar la rupturas y los cambios de grupo, ya que dará al niño sentimiento de seguridad.
Tener actitud de la persona del niño. Necesita sentirse apreciado por lo que es el, le es necesaria una atmósfera de calma y seguridad, es decir, evitar las prisas. Darle opciones para que pueda elegir, y se le tiene que informar de lo que va a suceder.
Cuando el niño se enfrenta a un límite, el adulto va a tener una actitud de ayuda, sostén, compresión. Sabe que es difícil, marca un límite, pero sin imponerlo con una sanción. Dejarle tiempo para decidir.
La jerarquía de las reglas
-Reglas rojas: Las más importantes y las más raras. No se discuten. Están ligadas a un peligro para el propio niño o para otro.
La actitud del adulto es firme, detiene inmediatamente y sin vacilación al niño. No es necesario castigar al niño o hacerle reproches. La fuerza y seguridad del adulto es suficiente para hacerle comprender.
-Reglas rosas: Son las más numerosas. Se hace el aprendizaje activo de la socialización.
Para el adulto, son el dominio de la paciencia, negación, cooperación final. El niño, va a jugar a no seguir las reglas. Va a experimentar la reacción del adulto, provocarla, probarla.
Razones para dejar de decir ``¡Muy bien!´´
1- Manipulando a los niños: Cuando se le enseña una regla. Al hacerlo si le decimos muy bien es más por nuestra propia conveniencia, pero él no lo necesita emocionalmente, es algo que lo tiene que hacer sin tener esa recompensa.
2- Creando adictos a los elogios: En lugar de alimentar la autoestima del niño, los elogios pueden incrementar su dependencia hacia nosotros. Incrementa la dependencia en lugar de aprender de sus propios hechos.
3- Robando el placer de un niño: Si le decimos muy bien constantemente, le privamos de disfrutar de sus logros y de decidir cómo sentirse.
4- Perdiendo el interés: Al decirle muy bien cada vez que haga algo que debería hacer, no ven que es algo que tienen que hacer, sino algo que hacen para obtener ese elogio. Van perdiendo el interés en hacerlo.
5- Disminuyendo el desempeño: Al hacer algo, lo hará con menos interés o a medias ya que tendrá el muy bien del adulto. Esto hará que no tenga empeño en hacer las cosas.
REGLAS: normas establecidas para que el grupo funcione.